Productos financieros para niños. ¿Nos hemos vuelto locos?
Recuerdo cuando era pequeño, allá por el pleistoceno, que todo mi conocimiento financiero consistía en saber que "las cosas" costaban dinero y que cuanto más me gustaban, más dinero costaban, que si la hucha hacía ruido y pesaba significaba que tenía "dinero", dinero que por otro lado nunca podía gastar porque siempre era para "otro momento".
Hoy en día, leo la noticia que MasterCard apuesta por sacar una línea de productos financieros dirigidos a niños y tengo la sensación que algún ejecutivo de la empresa se le ha ido la cabeza con la película del bebé jefazo. ¿Nos hemos vuelto locos?
La excusa de la responsabilidad financiera y la autonomía
Dicen los directivos de Mastercard que han desarrollado, junto con la organización Child & Youth Finance International, un "libro blanco" con las directrices para el desarrollo de productos financieros adecuados para los más pequeños de la casa y evitar aquellos que no sean adecuados, así como la publicidad dirigida a este segmento.
Yo no es que sea un experto en finanzas internacionales, como mucho las de mi casa, pero si pienso en "productos financieros" adecuados a mis hijos sólo se me ocurren un par de ellos: sus padres y la hucha.
Qué manía tienen los demás en hacer que nuestros hijos se conviertan en micro-adultos, como si no tuvieran tiempo de sobra para ello. ¿Realmente es eso necesario? No niego que tener ciertos conocimientos de cómo funciona el mundo es bueno para ellos y que enseñarles desde pequeños a no malgastar y a consumir con responsabilidad es importante para ellos, su futuro y el de esta sociedad de ansia consumista insaciable.
Cada vez les exigimos más a nuestros hijos, que sepan hacer cosas de adultos, que actúen como nosotros, que se comporten correctamente en nuestro ambiente, que hablen idiomas, que jueguen al fútbol como los cracks que salen por la tele, que sean modelos de ropa, tenemos hasta concursos de belleza, musicales o de cocina en los que les obligamos a competir entre ellos frente a cooperar. Estamos haciendo que sean pequeños adultos cuando en lo que de verdad son expertos es en ser niños.
Para un momento, ¿de qué edades estamos hablando?
Pues no se especifica ninguna edad en el artículo ni siquiera el tipo de productos que se ofrecen, pero a través de la web de Child & Youth Finance International podemos ver que tienen proyectos en diferentes países dirigidos a niños de más de 10 años.
¡10 años!, no sé, ¿a que edad empezó Rokefeler a amasar su fortuna? ¿Soy el único al que le asusta un poco llegar un día a casa y que tu hijo te pida dinero para comprar un paquete de acciones de la Pedrito&Co fundada por un compañero suyo en la hora del recreo? Hombre, que una cosa es pasar la tarde del sábado jugando al monopoly y otra muy distinta pasarla evaluando los índices de bursátiles de Tokio o el Down Jones.
¿Quién les va a explicar esos productos a mis hijos?
Si ya en este país se ha liado muy gorda con las famosas "preferentes" que se suponía, según los mandamases financieros que era un producto maravilloso y adaptado a cualquier tipo de cliente, no me quiero imaginar la que se puede organizar con chavales de 10 ó 12 años manejando sus cuentas bancarias.
¿Y cómo van a publicitar dichos productos si se supone que está prohibida la publicidad de cualquier producto financiero a los menores de edad? ¿Cuántos de nosotros tenemos los conocimientos suficientes para manejar productos financieros? Porque imagino que debemos ser nosotros los que les expliquemos o estemos presentes, cuando les explique qué es cada cosa.
Quizás no hemos entendido bien que nos quiso decir Montessori o es posible que unos cuantos hayan visto en nuestros hijos un filón, una nueva veta para sacar petróleo, el problema será el coste de todo esta explotación.
Dejemos a los niños seguir siendo niños y que jueguen a ser adultos y no al revés.
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