Ser madre no es una decisión que se tome de de un día para otro. Hay que tener en cuenta muchas cosas y, una de ellas, suele ser qué momento es el más adecuado para el embarazo y el nacimiento del bebé. Pero eso es solo una intención, porque como las mujeres lograr un embarazo no es "lo deseo y lo tengo", sino que puede tardar meses e incluso años en llegar.
O esa al menos es la teoría, porque en mi caso atinamos demasiado bien. Como mi hija mayor había nacido sin buscar la gestación, su padre y yo decidimos que con el segundo cambiaríamos de táctica y elegiríamos cuándo sería el mejor momento.
Eso sí, lo que no nos esperábamos era que íbamos a quedarnos embarazados en el primer mes. ¡Literal! El 1 de septiembre salíamos de vacaciones a Lanzarote con la niña: días de sol y mucha agua y... ¡sorpresa! Nos colocamos en la línea de salida, sin anticonceptivo alguno y, 15 días más tarde cuando tenía que llegar la regla, ya no hizo acto de presencia. Decidí esperar dos semanas más por eso de que igual tenía la culpa el cambio de rutinas pero yo sabía en mi subconsciente que alguien ya estaba creciendo en mi interior.
Así que te cuento, según mi experiencia, cuáles son los pros y contras que te esperan si, como yo, concibes a tu hijo en septiembre y nace en mayo (o junio), según el día del mes en que tuvo lugar el feliz acontecimiento.
Ventajas y desventajas de quedarse embarazada en el mes de septiembre
Septiembre es para mí uno de esos meses perfectos para irse de vacaciones, lejos del bullicio de julio y agosto y del calor sofocante, pero aún con un clima estupendo. Y, cuando se tienen hijos, justo antes de la vuelta al cole, es una buena opción para regresar con un buen estado de ánimo.
Y esa relajación, da igual el destino, puede ayudar a tu pareja y a ti a buscar con calma ese deseado embarazo, sin el cansancio y los agobios que supone la rutina del día a día. Además, te aseguro que concebir en septiembre tiene importantes ventajas, aunque no nos vamos a engañar: también hay algún pequeño inconveniente, que se olvida en cuanto tienes a tu bebé en brazos por primera vez.
Primer trimestre: septiembre, octubre y noviembre
Entre las molestias típicas del primer trimestre de embarazo están las náuseas: aproximadamente el 80% de las embarazadas las sufren. Se ha comprobado que empeoran con el calor, por eso concebir en septiembre te ayuda a llevarlas mejor, porque las temperaturas ya son mucho más suaves en otoño.
También septiembre, octubre y noviembre son buenos meses para sobrellevar el cansancio y el sueño, síntomas habituales durante el primer trimestre, aunque es cierto que el cambio de estación y de hora que para muchas personas conlleva un cierto decaimiento físico y emocional.
Además, mientras la gran parte de los mortales están de bajón por el fin de las vacaciones, lo llevarás mucho mejor y con más optimismo, porque coincidirá con las primeras pruebas, la primera ecografía... Y como el clima es agradable aún, aprovecharás para mantenerte en forma dando largos paseos.
Segundo trimestre: diciembre, enero y febrero
Son los meses en los que la embarazada suele sentirse más cómoda y segura, por lo que no tendrás problemas para viajar en Navidades si la familia vive lejos. Tu energía y felicidad, sumadas al hecho de que aún estás ágil, puedes aprovecharlo para salir a comprar en rebajas ropa premamá, ahora que la tripa ya asoma y aún te queda mucho embarazo para lucir estas prendas que tanto favorecen.
Eso sí, Navidades y Reyes implicarán mucho ajetreo de compras y reuniones sociales, y alteración de rutinas, por lo que hay que buscar momentos también para el descanso.
Estar bien no implica que no debas desacelerar el ritmo y pensar en ti y en el bebé que crece dentro. Así que no te obligues a demostrar a todo el mundo que puedes con todo (ese fue mi fallo), pide ayuda si lo necesitas y ten cuidado con las comidas copiosas asociadas a las fiestas navideñas, que pueden provocar molestias digestivas. Todo el mundo entenderá que cuides tu alimentación y que agradeces el esfuerzo de preparar platos tan apetitosos pero que debes cuidarte.
Aunque te hayas vacunado contra la gripe en octubre, como recomiendan los expertos a las embarazadas, debes tener cuidado con el frío, ya que un resfriado o catarro puede provocarte síntomas muy molestos durante el embarazo.
Tercer trimestre: marzo, abril y mayo
La última etapa de tu embarazo la vivirás en plena primavera. Los días comienzan a ser más largos y las temperaturas a suavizarse, por lo que podrás retomar esos largos paseos en la naturaleza e incluso aprovechar para caminar por la orilla del mar si tienes la suerte de vivir en la costa, y así descansar esos tobillos y ese hinchazón de piernas que suelen estar presentes en la última etapa de la gestación. Así llegarás al parto en mejor forma física y mental.
Por suerte yo no sufrí los efectos de las alergias primaverales, pero reconozco que pueden ser especialmente molestas estos meses, en la recta final del embarazo, con las gramíneas, el olivo o las arizónicas en pleno esplendor.
Si eres alérgica al polen y sufres picor de nariz y ojos, estornudos, lagrimeo o asma debes saber que no todos los medicamentos para tratar la alergia son compatibles durante el embarazo, por lo que es fundamental ponerse en manos de especialistas que te indiquen el mejor tratamiento a seguir, pues ciertos síntomas mal controlados o no tratados podrían poner el peligro tu salud y la de tu bebé.
Per hay un detalle del que no se libra ninguna embarazada que va a ser madre en mayo o junio: al cansancio propio de la recta final del embarazo, se puede unir la famosa "astenia primaveral", que hará que necesites descansar y dormir más de lo habitual. ¡Déjate llevar! Necesitas llegar al parto con la mayor energía posible.
Cuándo nacerá tu bebé
Quedarse embarazada en el mes de septiembre implica que tu fecha probable de parto será en mayo o principios de junio. Una investigación llevada a cabo por el Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología de Berlín concluyó que los niños y niñas nacidos en primavera tienden a mostrarse más optimistas y enérgicos que los bebés de las otras estaciones del año.
Cierto es que se trata de un dato totalmente anecdótico, pero a la vista de los resultados, estoy totalmente de acuerdo con ello. Mi hijo nació en mayo y recuerdo que era una época perfecta: el primer día tras salir del hospital ya estábamos paseando porque la temperatura acompañaba. Además, en junio los días son más largos y el calor no aprieta tanto y, como estás de baja maternal, puedes dedicarte a hacer las primeras cosas en familia fuera de casa, ya totalmente recuperada del postparto. Recuerdos que perdurarán siempre, mientras tu bebé se beneficia de la Vitamina D que tanto necesita para desarrollarse.
Pero ser madre en mayo también fue bueno para mí, ya que me permitió vivir la recuperación del postparto sin el calor agobiante del verano.
Eso sí: el primer verano toca vacaciones tranquilitas y acomodarse a las necesidades del bebé: nada de salir en las horas centrales del día ni exponerle directamente al sol. Pero si le das el pecho a demanda, podrás disfrutar por completo de las vacaciones ya que como tiene su alimento y bebida siempre a mano, no hay que salir corriendo para darle de comer cuando papá y mamá están disfrutando de una cena al aire libre.
Recuerdo ese primer verano perfecto, porque el bebé aún es tan pequeño que se duerme en su cochecito junto a ti, por lo que puedes disfrutar de unas vacaciones sin romper su rutina, y además puedes llevarle de paseo pegadito a ti en un portabebé.