Está claro que dar el pecho es lo mejor para el bebé, incluso tiene un efecto de analgesia, la "tetanalgesia", pero es que también para la madre puede suponer un bienestar, una tranquilidad y una "mejora" en determinadas situaciones. Como sintió esta madre que, tras sufrir un accidente, pidió amamantar a su bebé.
Los bebés no entienden de contratiempos y, después del accidente en el que, afortunadamente, el bebé no sufrió ningún daño, aunque los servicios sanitarios tuvieron que auxiliar y atender a su madre, esta pequeña empezó a llorar. En un principio, se pensó que en el estado de la madre (postrada en una camilla, inmovilizada y con un collarín), no sería posible darle el pecho. Pero, como vemos más abajo en la imagen, no solo fue posible sino que este acto se ha convertido en una inspiración para miles de madres.
Todo sucedió hace unos días en Nueva Zelanda. La madre, Danni Bett, sufrió un accidente en su coche cuando finalizaba un viaje a casa de su padre, que iba a ver por primera vez a la pequeña Indi, de nueve semanas de edad. El relato que hace la madre del accidente es escalofriante pues, a pesar de no revestir gravedad, llegó a estar en estado de shock sin darse cuenta del momento en que salió del coche.
Cuando recobró el sentido y todo el mundo le preguntaba si estaba bien, ella tan solo pensaba aterrorizada en cómo estaría su bebé, que también iba en el automóvil. Por suerte, según cuenta la madre, iba bien sujeta a la sillita (comenta que no repararon en gastos a la hora de comprar el sistema de retención, porque la seguridad del bebé es lo primero) y no tardaron en sacarla del auto en perfecto estado de salud, sin un rasguño.
Pero la madre tuvo que ser trasladada al hospital y durante el trayecto, su bebé sonreía. En cambio, la madre, después de sentir el cuerpo entumecido y con temblores, empezó a sufrir un dolor insoportable. No pudieron darle cualquier medicamento para calmar el dolor porque les avisó de que estaba amamantando a su hija (aunque alguien debería haber sabido que sí se le podían administrar analgésicos).
Ya en el hospital de Christchurch, esperando las pruebas médicas e inmovilizada, empezó a sentirse peor por el hecho de oír llorar a su bebé y no poder cogerla, ni siquiera verla. La situación tuvo que ser bastante desesperante, pero la solución estaba más cerca de lo que parecía, y con la ayuda de una enfermera, finalmente le acercaron a su bebé y lo pusieron al pecho.
Esto sirvió no solo para que se alimentara y se calmara la recién nacida, sino para que la madre también sintiera ese alivio que conocemos y gracias al cual cualquier situación se sobrelleva mejor: su hija ya estaba junto a ella y tranquila. La enfermera fotografió la escena y la madre le está muy agradecida por ayudarlas a superar ese momento.
Compartieron la imagen en Facebook, en un grupo de apoyo a la lactancia de Nueva Zelanda, aunque sin duda la historia puede traspasar fronteras. Y es que, como comentó la madre, y es la moraleja que me gusta de esta historia, la lactancia era lo mejor para su bebé en ese momento, pero también para ella. Por eso, pide que nadie deje que le digan que no puede dar pecho a su bebé: ella es la muestra de que incluso en una situación difícil, tras un accidente, sí es posible.
Foto portada | iStock
Vía y foto | Kidspot
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