Una guardería de París ha decidido poner un chip en la ropa de los niños para poder controlar dónde están en cada momento y como medida de seguridad en caso de que alguno salga del recinto, ya que en ese caso se activa una alerta.
La noticia ha generado algo de revuelo, ya que es un sistema novedoso que no deja de llevar implícita cierta polémica.
El Ayuntamiento de la ciudad, por una parte, ha descalificado dicha medida por imponer a la infancia una política de control absoluto. Algunos padres, por otra, se han opuesto a que sus hijos lleven chips, por el temor de que la consecuencia directa de controlarles mediante elementos electrónicos sea dejar de hacerlo con recursos humanos.
En otras palabras, se sospecha que la guardería pretende ahorrar dinero en personal, ya que con el chip no es tan necesario el ojo humano que controla los movimientos de los niños para saber por dónde andan.
Los responsable de la guardería, en cambio, explican que se trata de un chip de radiofrecuencia que actúa como un GPS, que su uso está destinado a ser un elemento más de seguridad y que la intención no es suplir personal por un dispositivo electrónico, ya que cuentan con un profesional para cada ocho niños.
No sé qué os parecen estos inventos. A mí personalmente no acaban de hacerme demasiada gracia, primero por el exceso de control que suponen y segundo porque, teniendo en cuenta que se trata de una guardería, donde las puertas están cerradas y donde los niños suelen tener difícil “escaparse”, poner un chip a los niños me daría hasta desconfianza: poco los tienen que vigilar si necesitan chips para que salte una alarma en caso de que un niño salga.
Vía | Terra
Foto | PortableChurch en Flickr
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