El enorme y mágico poder que tienen los besos en nuestros hijos
No es la primera vez en Bebés y más que hablo de esos sentimientos que provocan en nosotros nuestros hijos. Es casi un hecho que convertirnos en madres y padres "desbloquea" un nuevo nivel de amor que nunca antes habíamos conocido.
Personalmente, nunca había sentido el corazón tan lleno de amor al dar un beso o un abrazo, hasta que me fui madre. Claro, también doy abrazos y besos a mis padres, mi hermana y mi pareja, pero cuando se trata de los hijos, es otro sentimiento muy distinto.
Darle un beso a mi hija es algo tan bonito, que con frecuencia me veo convertida en esa madre que quiere comerse a besos a su bebé. Así que con motivo del Día Internacional del Beso, quiero hablarte sobre el enorme y mágico poder que tienen los besos en nuestros hijos.
Los besos, una pequeña gran muestra de amor
¿Qué sientes al dar o recibir un beso de tus hijos? A simple vista parecen un acto voluntario tan simple, cortito y pequeño, casi sin importancia. Pero un beso dice muchísimo.
Un beso de mí hacia mi hija, por ejemplo, es una muestra del amor que siento por ella y de mi necesidad por transmitírselo. Un beso de ella hacia mí es algo similar, aunque en el caso de los hijos también puede significar muchas otras cosas.
Nuestro pequeños pueden querer darnos un beso no solamente porque nos quieren. También pueden hacerlo como una manera de decir que en ese momento necesitan de nosotros y nuestro afecto.
"En un beso sabrás todo lo que he callado", decía el poeta chileno Pablo Neruda. Y es que a través de ese gesto tan simple, van importantes mensajes como "te quiero", "pensé en ti", "te extraño".
Nos damos un beso para saludar cuando nos volvemos a ver, cuando nos despedimos para recordarnos con cariño, cuando celebramos felices algo juntos, y nos regalamos un beso de forma espontánea cuando sentimos que el amor nos invade (o en mi caso, cuando me doy cuenta que mi hija no para de crecer).
El poder de los besos para nuestros hijos
Los besos, al igual que los abrazos, son esenciales como una de las múltiples formas de expresión afectiva, y por lo mismo, son muy importantes en la crianza de los hijos.
Muchos sabemos que tienen poderes curativos, pues un beso de mamá o papá puede ser la mejor medicina. Cuando nuestros hijos se lastiman o pasan por una situación que les causa miedo o dolor, es un gesto hermoso que les da consuelo.
Los besos también tienen beneficios amorosos para nuestros hijos, ya que nos ayudan a fortalecer nuestro vínculo con ellos y a recordarles en diversos momentos del día, que estamos aquí para cuando nos necesiten, que no están solos.
Está el beso de la mañana, ese que se da al despertar o para desearnos una bonita jornada. Lo mismo con el beso de buenas noches, con el que despedimos juntos el final de un día más y compartimos nuestros deseos de tener dulces sueños.
No olvidemos el beso al despedirle en el cole, que está impregnado con la esperanza de reunirnos después y hace más llevadera la espera, así como el beso cuando volvemos a vernos, cuando entran a casa o cuando vamos a buscarles.
Desde luego, y así como muchas otras cosas de la vida con hijos, los besos van evolucionando. Suelen ser más fáciles cuando ellos son pequeñitos y solitos los piden, así que habremos de aprovechar esos momentos, porque recordemos que solo son pequeños una vez.
Sin embargo, con esto no decimos que al crecer los hijos los besos desaparecen. Al contrario, son costumbres y pequeños rituales que no deberían de perderse con el paso del tiempo. Porque siempre, al inicio o final del día, sean mayores o chiquitos, los besos siguen siendo poderosos para nuestros hijos.