Discutir con la pareja es algo bastante normal. Lógicamente, hay diferentes grados y tipos de discusiones, y lo ideal sería discutir "de forma sana", sin gritar ni pelearse, hablando las cosas con calma...
Sin embargo, ocurre que hay parejas que no discuten nunca. Tal vez te suene realmente extraño, o puede que seas tú mismo quien esté experimentando esta situación con tu pareja. Pero, ¿es bueno no discutir nunca? ¿O es malo? ¿Qué puede haber detrás de ello?
¿Qué significa discutir en pareja?
Seguramente, si escuchas la palabra "discutir", te resuene a la cabeza una connotación negativa. Es decir, solemos asociar el hecho de discutir a "algo malo".
Pero esto no siempre tiene que ser así. Discutir, en realidad, significa comunicarnos y dialogar, mostrar diferentes puntos de vista sobre un tema con el objetivo de acercar posturas, llegar a un acuerdo o, simplemente, compartir la opinión.
Discutir de forma sana en pareja, sin faltarnos al respeto y escuchando al otro, puede ser un proceso enriquecedor, que nos permite conocer mejor a nuestra pareja, aprender algo nuevo, empatizar, abrir la mente...
Claro está, que estas conversaciones a veces suben de tono (sobre todo, cuando hablamos de temas delicados o polémicos, cuando estamos enfadados o cansados, etc.). Sea como sea, en este artículo nos referiremos a discusiones que, aunque puedan ser desencuentros tensos, no llegan a convertirse en faltas de respeto hacia el otro.
No discutir nunca con la pareja: ¿qué puede significar?
Sería poco profesional generalizar sobre este tema, y es que, en realidad las causas pueden ser muy dispares. Pero trataremos de analizar las más comunes:
1. La relación acaba de empezar
En este caso es normal que nunca se discuta, pues la pareja aún está en fase de enamoramiento, cada miembro ha idealizado a la otra persona y los dos están como en una burbuja, donde no hay lugar para las discusiones (o al menos, parece que no hay tiempo para eso).
Esto no significa que el hecho de estar enamorados haga que nunca se discuta, no; significa que, en esta primera fase, la pareja dedica más tiempo a conocerse y disfrutar que a enfadarse (aunque, insistimos, se puede discutir sin estar enfadado). Lógicamente, ¡esto no siempre es así! Pero sí es normal que ocurra.
2. Falta de comunicación
Si en la pareja hay una falta de comunicación, es lógico que la pareja no discuta nunca.
Sin embargo, tras esa falta de comunicación se esconden otras causas que conviene analizar; por ejemplo, que la pareja se haya distanciado o la relación enfriado, y cada uno "vaya a lo suyo", o que se haya normalizado el "no hablar".
3. Falta de asertividad
La asertividad es aquella habilidad comunicativa que nos permite decir las cosas con respeto y honestidad defendiendo nuestros intereses y puntos de vista.
Si no somos asertivos, o más bien, somos pasivos (no decir las cosas), no podremos discutir en pareja, o discutiremos pero de forma agresiva (si somos agresivos en lugar de asertivos).
4. Evitación del conflicto o de temas incómodos
Otra consecuencia de la falta de asertividad es la evitación del conflicto. Si dos personas de este estilo pasivo-sumiso (que tienden a evitar los conflictos porque les incomodan, sienten que no tienen herramientas para gestionarlos, etc.) forman la pareja, también es probable que acaben por no discutir nunca.
¿Por qué? Porque ambos evitan entrar en conflicto, y en lugar de eso, aceptan todo del otro. Pero claro, esto puede traer consecuencias negativas a largo plazo.
5. Frialdad o indiferencia en la relación
Si la relación está fría desde hace tiempo, si hay distancia emocional entre ambos miembros de la pareja... Puede ocurrir que la comunicación se vaya extinguiendo hasta desaparecer. Y esto incluye también las discusiones de pareja. En estos casos es importante revisar qué nos aporta la relación y que nos planteemos qué queremos realmente.
6. Personalidad de cada miembro de la pareja
Hay personas que son más tranquilas, conformistas.., pero eso no es motivo suficiente para "no discutir nunca". Porque una cosa es ser tranquilo y la otra es que todo, absolutamente todo te parezca bien. En estos casos, la consecuencia también es no discutir nunca, pero ni siquiera por las pequeñas cosas.
Consecuencias de no discutir nunca con la pareja
Insistimos en que una cosa es no discutir a gritos nunca (algo bueno para la relación de pareja) y otra es no discutir nunca, en el sentido de no hablar nunca de temas importantes, no llevarle nunca la contraria a nuestra pareja, no debatir... En este caso, las consecuencias a largo plazo pueden ser un tanto negativas. Por ejemplo:
- Se evitan los conflictos, con lo que, no se pueden resolver.
- Se enquistan problemas, se reprimen y a largo plazo pueden salir en forma de reproches.
- No se fomenta la confianza en el otro.
- No nos permitimos conocer más y mejor a la otra persona.
- Se hace imposible debatir con el otro y nos perdemos poder aprender de él/ella o de su opinión.
- La relación se puede enfriar y la pareja distanciar.
- No nos permitimos la reflexión y el debate en pareja.
- Hay riesgo de volverse individualistas dentro de la relación.
Lo importante es cómo os sentís y vivís la relación
En definitiva, no se trata tanto de que "haya algo bueno o malo" en el hecho de discutir nunca con la pareja. Se trata de averiguar qué hay detrás de eso, de analizar vuestra comunicación y de preguntaros cómo os hace sentir no discutir nunca: ¿tranquilos? o, ¿tal vez haya algo que estéis evitando afrontar?
O por lo contrario, ¿os va bien así, estáis satisfechos con esta dinámica en la relación? La respuesta es muy personal, pero para llegar a ella es imprescindible hacerse ciertas preguntas.
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