Tras el embarazo, a veces algunas mujeres pueden sufrir alguna disfunción sexual. Las que más frecuentemente se describen son los trastornos sexuales por dolor (dispareunia y vaginismo) y los trastornos del deseo sexual.
En la mayoría de los casos los problemas de sexualidad en el postparto remiten sin problema, bien espontáneamente, bien con pautas facilitadas por el médico para facilitar la recuperación.
Sin embargo, un porcentaje pequeño de mujeres pueden llegar a desarrollar problemas de ansiedad ante las relaciones sexuales y se hace necesario una intervención psicológica para volver a disfrutar de una vida sexual satisfactoria.
Se tratarían de disfunciones sexuales de origen no orgánico para las que se hace necesario un abordaje psicológico.
Evaluación psicológica
Pueden ser muchos los factores que intervengan en el desarrollo de un trastorno sexual, desde variables relacionadas con causas orgánicas hasta otras de origen psicológico (problemas con la pareja, historia sexual poco satisfactoria, haber vivido una experiencia traumática, miedo a tener dolor o malestar, trastornos de ansiedad o depresión...).
Lo primero es identificar qué variables están influyendo para poder dirigir la intervención. Para ello se hace necesaria una correcta evaluación con la que se recabe toda la información posible.
Hay que tener en cuenta que estos problemas puede que estuvieran presentes en la relación antes del embarazo.
En relación al postparto, es posible experimentar molestias o dolor en las primeras relaciones tras dar a luz. Sin embargo algunas mujeres, ante la experiencia reiterada de dolor o malestar, pueden desarrollar respuestas aversivas o de ansiedad ante el sexo, lo que podría desencadenar en el desarrollo de un trastorno sexual.
¿Cómo se intervendría?
Dependiendo de los factores que estén influyendo se planificará la terapia psicológica.
A nivel general, los objetivos de intervención comienzan con una fase de información sexual donde se proporciona una explicación adecuada del problema, de sus causas de origen y de mantenimiento, que elimine los sentimientos de culpabilidad.
El cambio de actitudes negativas a positivas suele conseguir una mejora en la comunicación con la pareja.
Posteriormente se abordarán las dificultades sexuales específicas. La mayoría de las veces tienen que ver con el manejo de la ansiedad ante la relación sexual y el miedo a fracasar, fruto de las dificultades o fracasos experimentados en anteriores encuentros sexuales y que suele manifestarse anticipadamente ante cualquier nueva relación sexual lo que favorece, a su vez, un nuevo fracaso.
Finalmente, y si fuera necesario, se incluiría el tratamiento de otros problemas en la pareja, si es que estos existieran, u otros problemas psicológicos que estén pudiendo repercutir en el bienestar de la misma.
Fotos | Lst 1984,Macnolete, en Flickr. En Bebes y mas | La sexualidad en el postparto, Trastornos sexuales posparto.