Cuando nace el bebé se le corta el cordón umbilical que le unía a la placenta y se le coloca una pinza para evitar que sangre. El muñón del cordón umbilical se desprende del vientre del recién nacido entre la segunda y la tercera semana de vida y tarda entre tres y cinco días más en cicatrizar la herida. ¿Cuáles son los signos de alarma que debemos vigilar durante y tras el proceso?
A la hora de cuidarlo, lo más importante es mantenerlo siempre lo más limpio y seco posible, impidiendo que se ensucie con las heces o la orina. Tras la caída del cordón, el riesgo de infección persiste hasta que el ombligo no haya cicatrizado completamente, por lo que se debe seguir con los mismos cuidados y vigilancia hasta que la gasa que lo cubre aparezca limpia durante un par de días seguidos.
Cómo limpiar el cordón
Para evitar infecciones, basta con limpiarlo con agua y jabón y sobretodo, secarlo muy bien.
Hay padres que utilizan alcohol de 70º u otras soluciones antisépticas, pero según al AEPED "no se ha visto que estos métodos sean mejores que simplemente limpiar el cordón umbilical con agua y jabón y secarlo bien después".
Se puede ayudar a mantenerlo seco envolviéndolo con una gasa limpia y seca, reemplazándola cada vez que cambiemos el pañal y después del baño.
Signos de alarma que debemos vigilar
Durante el proceso de caída y cicatrización podrían aparecer algunas anomalías en el cordón umbilical que es importante que controlemos, pues podrían traer como consecuencia complicaciones mayores. Como por ejemplo:
Sangrado del cordón
Si bien es normal que se produzca un leve sangrado del cordón umbilical del recién nacido los primeros días y luego cuando se cae, debemos vigilarlo pues hay ciertos signos que pueden indicarnos que algo no va bien.
Un pequeño sangrado puede deberse al roce del pañal, pero no es normal, por ejemplo, un sangrado activo que empape la gasa. Una hemorragia, pus e hinchazón en la zona del ombligo son motivo de consulta con el pediatra.
Secreción amarilla maloliente
Igualmente si el cordón está húmedo y presenta una secreción amarillenta (pus) y maloliente pueden ser señales de una onfalitis o infección umbilical.
Granuloma umbilical
En ocasiones, tras la caída del cordón, especialmente si se cae muy pronto o era muy grueso, puede notarse un pequeño bulto de bordes bien definidos de color rosado o rojo, aunque también puede ser de color blanquecino, amarillento o incluso grisáceo. Es un granuloma umbilical. Esto no es un infección, pero suele preocupar bastante ya que a veces supura una secreción amarillenta.
No tiene ninguna relación con un mal cuidado del cordón, pero es importante que si observas un tejido que sobresale del ombligo o supura, consultes con tu pediatra, quien de confirmar que se trata de un granuloma lo cauterizará con una aplicación tópica de nitrato de plata.
Enrojecimiento o inflamación de la zona del ombligo
Asimismo, si notas que la zona de alrededor del obligo está irritada (eritema umbilical) o inflamada, podría ser un signo de posible infección. Así que, consulta con tu médico para que lo valore.
Retraso en la caída
El cordón umbilical se seca y suele caerse entre el quinto y el decimoquinto día después del nacimiento.
Si pasados los 15 días de vida todavía no se ha desprendido es motivo de consulta. Si pasara un mes y el cordón no se ha caído, en ausencia de otras patologías, se podría pensar en un déficit de la adhesión de los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos. Hay que acudir al pediatra para que valore la situación y haga el diagnóstico adecuado.
Hernia umbilical
Si la cicatriz tras el corte del cordón no cierra bien, puede producirse la salida de un pequeño tramo del intestino a través del anillo umbilical produciendo una hernia umbilical, una protuberancia blanda que se puede ver alrededor del ombligo del bebé.
Se produce por un fallo o defecto en la pared del vientre (como un ojal) que permite la salida de esa porción del intestino. Puede ser mínima ("punta de hernia") o gigante (varios centímetros de diámetro y de prominencia o abultamiento). Se habla de "onfalocele" si la hernia es grande y no está cubierta de piel sino de una fina capa transparente.
Ombligo cutáneo y probóscide
Otra de las anomalías del ombligo de la que os hemos hablado han sido los ombligos cutáneos y probóscides del recién nacido. Se da cuando se queda una porción de piel del cordón sobresaliendo. Si su tamaño es corto, suele desaparecer con el tiempo (ombligo cutáneo), pero si es largo y con forma de trompa (ombligo probóscide) puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
Fiebre y malestar
Si además el bebé presenta síntomas como fiebre, malestar o decaimiento también hay que acudir al pediatra, puesto que podría ser señal de que el ombligo se ha infectado y la infección puede extenderse a otras partes del cuerpo, lo cual en un niño pequeño puede ser muy grave.
En Bebés y más | Siempre he querido saber: qué se esconde detrás del ombligo