El tiempo en otoño y en primavera nos tiene fritos. Fritos y descolocados, y a los padres y madres ni te cuento, porque salimos por la mañana con chaqueta, pues tenemos frío, y a mediodía no la usamos, porque hace más bien calorcito. Pero con los niños no sabemos muy bien qué hacer, porque ellos no nos dicen cuánto frío o calor tienen y porque, además, parece que sienten menos el frío que nosotros, que adoran dormir destapados.
El caso es que cuando una pareja tiene un bebé nunca saben bien qué ponerles para que no pasen frío y, cuando preguntan a las abuelas, las probabilidades de error suelen ser elevadas, porque son bastante exageradas y, una de dos, o les encanta ver a sus nietos embuchados o quieren ver qué sucede si el niño entra en un estado de pre-evaporación.
Entonces los padres deciden dejar de hacer caso a la abuela y centrarse más en las sensaciones, en el tacto, y les tocan las manos, les tocan los pies y se dan cuenta de que los tienen fríos. Piensan que tiene frío y le echan otra manta o le ponen otro jersey. Error, en principio, error. Si tiene los pies fríos ponle unos calcetines más gordos, no otro jersey.
Los bebés suelen tener las manos y los pies fresquitos
Les pasa en invierno, les pasa en otoño y primavera y a algunos les pasa incluso en verano. La mayoría de bebés tienen las manos y los pies fríos, y si es verano podemos dejarlo en fresquitos, a menor temperatura que el resto del cuerpo. Esto es porque el sistema de termorregulación de los bebés no funciona lo bien que debiera y no es capaz de calentarle las manitas y los pies, quedando siempre a menor temperatura.
Sin embargo, el resto del cuerpo sí parece mantener una mejor temperatura, probablemente porque ahí es donde están los órganos principales (por no decir que ahí es donde están los órganos a secas).
Por eso, cuando una pareja con un bebé pequeñito decide guiarse por las sensaciones para saber si su bebé tiene frío o calor debe tocarle la espaldita, el cuello, metiendo el dedito por debajo de la ropa. Si está calentito, pero seco, la cosa va bien. Si está húmedo, sudando, sobran capas (probablemente esté inquieto). Si está bastante calentito, pero seco, debemos mirar la temperatura, porque es posible que del calor que ha pasado se esté hasta deshidratando y por eso no sude. Si está un pelín más fresquito que nosotros (tampoco es que lo vayamos a notar frío como el mármol), o si parece que está inquieto sin sudar, y no está demasiado calentito, le abrigamos un poco más a ver si al ratito se siente mejor.
Si dudas, si no lo tienes claro, siempre puedes hacer la regla básica que dice que debemos ponerles una manga más que los adultos, gracias a la cual, más o menos, todos los niños estarán a buena temperatura.
Lo veo bien, pero con los pies fríos
Como digo, si ya has conseguido que tenga buena temperatura pero te da la sensación de que sus manitas y sus pies están fríos, siempre puedes ponerle unos calcetines más gorditos y unas manoplas, que porque estén más fríos y sea normal no quiere decir que no haya que taparles ni tratar de que cojan un poco de temperatura.
Foto | Elisabet ottosson en Flickr En Bebés y más | Cuidados del recién nacido: ¿Cuánta ropa hay que ponerle?, ¿Deben decidir los niños cuanta ropa de abrigo ponerse?, Consejos para proteger a los niños de la ola de frío