A partir de los tres o cuatro meses los bebés empiezan a meterse la mano en la boca porque aprenden a hacer el gesto y porque la boca es la zona del cuerpo que más información les aporta de lo que les rodea. Primero es la mano y cuando ya saben coger cosas con la mano, entonces se meten todo lo que pillan.
Cuando ya gatean y se empiezan a poner de pie o de rodillas, las ganas de explorar son tan increíbles que los peligros crecen exponencialmente. Antes no llegaban a casi nada y no había demasiados riesgos, pero de repente llegan a muchas cosas que deciden coger y chupar. Puede pasar, suele pasar, que las plantas les llame la atención y acaben metiendo la mano en la tierra, que la arena de los parques les motive a tratar de comerla o que, cuando están en la playa, hagan lo propio. Entonces les vemos masticando con cara de asco, con la boca llena de tierra y la mano igual y nos preguntamos: ¿Qué hago?
¿Es malo comer tierra?
Para saber si hay que hacer algo de manera urgente o no basta con responder a la pregunta ¿es malo comer tierra? La respuesta es no. No es malo en realidad, pero tampoco podemos decir que sea bueno ni recomendable. Es decir, si te encuentras a tu hijo en la situación descrita, comiendo tierra, pues lo ideal es limpiarle y tratar de sacarle la que puedas de la boca. Limpiarle entonces la mano y la boca e intentar que trate de jugar con la tierra de otra manera (evitando que se la lleve a la boca, básicamente). Si sigue en sus trece de querer comérsela, vale más coger al niño y llevártelo a otro sitio donde no la haya o hacer alguna actividad o juego en que no haya que coger tierra.
No es malo, pero no dejemos que lo haga
Repito, si te lo encuentras con la tierra o la arena ya en la boca, pues se limpia y listo. Pero debemos intentar evitar que la ingiera porque la tierra no siempre está "limpia". Si hablamos de tierra de las plantas y hemos puesto algún producto podría ser peligroso. Si hablamos de tierra del parque y por ahí han pasado perros (no deberían, pero ya se sabe que no todo dueño sigue las normas) podría contagiarse de algunas enfermedades o parásitos. Si hay restos de otras cosas en la tierra, como cuando vas a la playa y encuentras colillas, restos de envoltorios, comida, etc., pues también podría ser peligroso.
Así que antes de dejar al niño en una zona donde haya tierra o arena debemos tener claro que no hay riesgo por que esté ahí sentado jugando, vigilarlo para que no coma lo que no debe comer y, si tiene tentación de hacerlo, evitarlo, no decirle que es caca y proponerle alguna alternativa más divertida.
Vía | Ser padres
Foto | Thinkstock
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