Aunque un niño disfrute de una dieta sana y equilibrada, el hecho de tomar bebidas azucaradas como los refrescos, puede aumentar el riesgo de que padezca obesidad a causa de una mutación en los genes. Esta explicación está demostrada científicamente por una investigadora de la Universidad de Navarra, en cuyo trabajo identifica los genes PPARG2 y ADRB3 como los responsables del aumento del riesgo de obesidad.
El trabajo realizado por la investigadora ha sido muy exhaustivo y se han contemplado diversos aspectos además del genético, controles sobre el estilo de vida y las costumbres nutricionales, análisis de sangre, etc., realizados a 370 niños divididos en dos grupos, obesos y delgados. El nuevo marcador genético de la obesidad se suma a los demás riesgos ya conocidos para padecer sobrepeso y obesidad como puede ser la herencia genética, las dietas inadecuadas y excesivamente calóricas, el sedentarismo, etc. En Bebés y más hemos hablado de la importancia de la medicina genómica, la cual contempla también la posibilidad de realizar dietas ajustadas a la genética del individuo, la denominada nutrigenómica. Conocer a fondo los genes humanos contribuirá a reducir muchos de los problemas de salud que en ocasiones se gestan desde la misma concepción del bebé.
De momento se ha dado otro paso y la investigadora Carmen Ochoa ha contribuido a aclarar otro de los motivos por los que el sobrepeso y la obesidad pueden tacharse como epidemia mundial. Ahora es necesario ahondar un poco más, ya que la especialista además ha descubierto que dependiendo de las combinaciones y variaciones de estos genes, los resultados son dispares pudiendo producir efectos contrarios a los que cabría esperar, como hacer dieta, gimnasia y engordar a pesar de ello.
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