Alemania sufre un brote de sarampión desde hace meses. Según explica el ministerio de Salud del país, son ya 570 las personas que se han contagiado de la enfermedad y, por desgracia, ya han declarado la primera muerte.
Se trata de un bebé de 18 meses que falleció el pasado miércoles. Ayer mismo se anunciaba este hecho y se decidía cerrar una escuela de educación primaria, de manera preventiva, ante el alto número de casos de contagio.
El virus del sarampión llegó a Berlín a través de los demandantes de asilo de Serbia y Bosnia Herzegovina, donde sufren una epidemia desde febrero del año pasado. Al ser un virus altamente contagioso se inició un brote, allá por octubre, que aún no han podido controlar.
Las autoridades sanitarias no han comentado nada acerca de la vacunación del niño (no se sabe si lo estaba o no), pero han pedido a la población que verifique sus vacunas para confirmar que la llevan puesta y que, de no ser así, acudan a los centros sanitarios para que se les administre.
En referencia a los padres antivacunas, el ministro de Salud, Hermann Gröhe, declaró que "el que rechace vacunar a su hijo no sólo pone en peligro a este niño, sino a otros".
Por ahora no tienen previsto hacer que la vacuna sea obligatoria, pero sí pondrán énfasis en informar a los padres y en trabajar para que los niños no vacunados puedan recibirla. En caso de que esto no logre contener el brote podrían tomar otras medidas, según explicaron.
¿Tan peligroso es el sarampión?
Sí. Por lo general, si no hay complicaciones, es un virus que produce diversos síntomas como fiebre alta, tos y un sarpullido en la piel que, cuando desaparece, deja inmunidad de por vida. El problema es que puede complicarse, y entonces deriva en otitis, neumonía o encefalitis, que son cuadros más graves. Si se complica aún más, puede llevar a la persona que lo padece a la muerte, como es el caso de este niño o como es el caso de la hija de Roald Dahl, el conocido escritor, que escribió una carta hace tiempo recomendando las vacunas infantiles.
Pero la vacuna no es segura, ¿no?
En un momento en que los antivacunas están en la palestra, sobre todo tras el brote que adolece a EEUU, las vacunas están también en duda, precisamente por el discurso de estos padres, que siguen afirmando que las vacunas no son efectivas y que además, son peligrosas. Hablan de los efectos secundarios posibles y se quejan de ellos mientras aseguran que sería mejor no vacunar.
Que las vacunas tienen efectos secundarios no lo niega nadie. A veces son indeseables y peligrosos, pero son casos muy aislados y, por lo general, la vacuna es segura para la gran mayoría de los niños.
En contraposición tenemos al virus del sarampión (¿qué es peor, el virus o la vacuna?), que conlleva los siguientes riesgos:
- La otitis ocurre en 1 de cada 10 niños con sarampión y puede provocar pérdida permanente de la audición.
- La diarrea sucede en menos de 1 de cada 10 personas con sarampión.
- Hasta 1 de cada 20 niños con sarampión contrae neumonía, que es la causa más común de muerte en niños pequeños.
- Cerca de 1 de cada 1000 niños que se contagian de sarampión presentará encefalitis, que puede provocar convulsiones y dejar al niño con sordera o retraso mental.
- De cada 1000 niños con sarampión, uno o dos morirán.
No, la vacuna no es tan letal como el sarampión, así que lo más responsable en este sentido es vacunar a nuestros hijos para protegerles a ellos y, de rebote, a todos los niños que por edad no pueden ser vacunados (menores de 12 meses) y a todas las personas enfermas que, por la razón que sea, no pueden vacunarse.
Vía | La Nación
Foto | Thinkstock
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