Al parecer las bodas de invierno han hecho remover un tema que vuelve siempre a la palestra: ¿qué pasa si nos invitan a una boda y los novios nos dicen que no podemos llevar a nuestros hijos? ¿Es una falta de respeto, de empatía o simplemente nos hemos dado cuenta de que se trata de adeptos al "movimiento anti-niños" que promueven algunos establecimientos como restaurantes u hoteles?
Aunque ya hemos hablado antes de este tema, obviamente hay infinidad de posturas al respecto. Hay quienes definitivamente no iríamos, otros que se ofenderían -y ni responderían a la invitación- y otros a los que les parece algo totalmente normal.
Sin embargo, y a pesar de lo triste de la situación (nunca he ido a una boda en la que no hayan niños, pero supongo que lo sería), hay algo por lo que definitivamente abogo, y es por respetar las decisiones de los demás. Si los novios, que son los anfitriones desean celebrar su gran día en compañia solo de adultos, es una decisión muy personal y únicamente de ellos.
Desafortunadamente alrededor de este tema puede haber mucha hipocresía: padres que se rasgan las vestiduras porque no les permiten ir con sus retoños a una boda, y luego cuando les ves en otro convite se dedican a todo menos a estar pendientes de ellos. No estoy hablando de nada que cualquiera de nosotros no haya visto en cualquier tipo de celebración.
Los niños hacen cosas de niños y muchos adultos no lo entienden
Lo primero siempre debe ser velar por el bienestar de los pequeños, y si por el motivo que sea, ya sea una celebración de noche que se entiende, se extenderá hasta la madrugada, mucho ruido, poco espacio, o por qué no, porque el presupuesto de los novios es limitado, no tendría que escandalizarnos el que se organice una celebración a donde nos pidan no llevar a nuestros hijos.
A los niños les gusta divertirse -hacer cosas de niños- y muchos adultos no lo entienden, o creen que jugar simplemente es "portarse mal" y tal vez por eso quieren "ahorrarse" pasar por esa situación en su celebración. Ahora bien, solemos olvidar que muchas veces los niños se comportan mil veces mejor que los adultos en ciertas situaciones...
Al igual que nosotros deberíamos respetar las decisiones de una pareja que organiza una celebración y nos invita, ellos también deberían respetar si decidimos declinarla sin que haya lugar a enfados.
Muchas familias no entendemos este tipo de celebraciones si no estamos juntas, o hay otras en las que no tenemos la opción de dejarles con familiares. Independientemente del motivo que sea, sinceramente creo que no tendría que ser un motivo de indignación, sino simplemente una situación en la que todos -tanto anfitriones como invitados- podemos elegir.
Imagen de Freepik