Seguramente, todas y todos hemos tenido complejos en algún momento de nuestra vida. Los niños también pasan por este proceso, y es importante poder identificar esta situación para acompañar a nuestro hijo a que se sienta mejor consigo mismo.
Los complejos tienen un impacto en la autoestima y el autoconcepto, y pueden hacer que los niños se sientan menos válidos, tristes, inseguros...
Como veremos, nuestro rol como padres deberá estar encaminado a acompañar a nuestro hijo en sus emociones, validándolas, y a fomentar una buena autoestima para que ese complejo se convierta poco a poco, en una característica física o psicológica que no tenga por qué avergonzar, al contrario.
Una característica que forma parte de uno mismo y que merece también nuestro amor. Pero, ¿qué es un complejo realmente? ¿Cómo impacta este psicológicamente y qué podemos hacer si nuestro hijo tiene complejos?
¿Qué es un complejo?
Cuando hablamos de complejos nos referimos a aquellas creencias negativas o distorsionadas sobre el propio aspecto físico o psicológico; es decir, aspectos, sobre todo del físico, que no nos gustan de nosotros y que nos causan inseguridades, y que además entendemos como "defectos".
Las personas podemos tener un complejo concreto o varios de ellos, siendo estos de carácter leve o más graves. Eso sí, todos los complejos comparten este elemento en común: hacen que la visión de nosotros mismos (eso es, el autoconcepto) quede dañada, así como la autoestima, lo que nos hace sentir inferiores en algunos aspectos.
Especialmente en la infancia (y la adolescencia), los complejos pueden tener un mayor impacto a nivel psicológico, y estos suelen hacer referencia sobre todo al aspecto físico; por ejemplo, la estatura, tener granos, tener una nariz grande, llevar gafas, tener sobrepeso, llevar aparatos dentales, tener las orejas grandes, ser muy delgado, etc.
¿Cómo afectan los complejos en la infancia?
Los complejos afectan psicológicamente a los niños. Hablamos de tres de sus impactos más relevantes.
Dañan el autoconcepto
El autoconcepto se define como la imagen que hemos creado sobre nosotros mismos, la visión que tenemos de nosotros, a nivel físico, psicológico y relacional.
Los niños construyen su propio autoconcepto desde que son pequeños, a través de sus propias vivencias y creencias, y de las respuestas que obtienen de su entorno. Estas creencias incluyen conceptos relacionados con esa imagen mental que tienen de sí mismos.
¿Qué ocurre con los complejos? Que dañan ese autoconcepto, lo distorsionan y hacen que sea más negativo. Y esto, a su vez, tiene un impacto directo en la autoestima.
Disminuyen la autoestima
Mientras que el autoconcepto es la parte más "cognitiva" de uno mismo (qué pensamos acerca de nosotros mismos), la autoestima es la parte más emocional.
Así, tiene que ver con cómo nos sentimos con nosotros mismos, con nuestra imagen corporal (qué sentimientos nos causa), con nuestros valores, personalidad.. y con qué hacemos con todo ello (por lo que engloba actitudes y comportamientos).
La autoestima, en dos palabras, es el amor propio de cada uno. Y si el autoconcepto es negativo, debido a los complejos que mencionamos, la autoestima también es más probable que lo sea.
Un niño con complejos puede sentirse inferior, menos válido, menos capaz, y puede verse "feo" a sí mismo, lo que tiene un impacto innegable en su propia autoestima.
Crean inseguridades y miedos
Los complejos también crean inseguridades y miedos en los niños, que pueden incluso dejar de hacer cosas por esas inseguridades o miedos. Por ejemplo, pueden tener miedo a que se rían de ellos, y evitar ir a determinados lugares (por ejemplo, asistir a una fiesta de cumpleaños).
Pueden tener miedo a que miren demasiado sus "defectos" (aquello que les acompleja), a que los juzguen, a que les hagan bullying... Y todo esto llegar a influir negativamente en su bienestar y en sus relaciones sociales.
¿Cómo ayudar a nuestro hijo a superar sus complejos?
¿Crees que tu hijo tiene algún complejo? ¿Cómo ayudarlo en este proceso?
Evita que se convierta en un tema tabú
Es importante que puedas hablar abiertamente del tema con tu hijo; sin embargo, sabemos que no es tarea sencilla, ya que normalmente aquello que no nos gusta de nosotros mismos (y lo que nos acompleja) tendemos a ocultarlo, a restarle importancia... Así que los niños también pueden hacerlo.
Por ello, si has detectado aquello que crees que le crea inseguridades a tu hijo, intenta abordar el tema abiertamente con él, pregúntale con sensibilidad y respeto pero evitando que se convierta en un tema tabú.
Escúchalo activamente
Para evitar que el tema se convierta en tabú, es importante escuchar activamente a nuestro hijo; preguntarle directamente y escuchar cómo se siente, qué piensa de ese complejo, qué ideas hay detrás del mismo, qué consecuencias trae...
Y sobre todo, es importante no juzgarlo o intentar "sacarle de la cabeza" ese complejo. La clave está en no imponer, en acompañar y dejar que transite sus emociones.
Eso sí, también deberemos buscar la manera de fomentar un pensamiento un poco más objetivo y realista.
No lo confrontes; valida sus emociones y acompáñalo
Así, como decíamos en el punto anterior, no se trata de intentar "eliminar" sin más ese complejo de nuestro hijo, diciéndole simplemente que "no se preocupe por ello"; porque así, estamos dejando de validar sus emociones.
Así, no se trata de reforzar ese complejo, sino de intentar comprender a nuestro hijo, con frases como "entiendo que te sientas mal", "entiendo que estés tristes", a la vez que intentamos que tome distancia y perspectiva de su "defecto", que modifique esa visión tan negativa, que intente ver la parte positiva a aquello que no le gusta...
De esta forma validamos sus emociones, las acompañamos y nos mostramos disponibles para que se exprese, a la vez que intentamos desarticular las creencias negativas que giran en torno a su complejo o a su propia imagen.
Refuerza su autoestima
Los complejos son enemigos de la autoestima, y viceversa; por ello, reforzar la autoestima de los niños resulta esencial para romper este círculo vicioso de "no me gusta esto de mí"-> "como no puedo cambiarlo, dejo de quererme".
Si quieres que tu hijo empiece a tener una visión más positiva de sí mismo, y se valore como se merece, empieza por reforzar tú aquellas cosas positivas que tiene, sobre todo a nivel emocional. Hazle sentir capaz, válido, importante y único.
Si bien es cierto que en el amor propio, el cambio empieza por uno mismo, también es verdad que el entorno puede facilitar el camino hacia esa autoestima positiva.
"Quererse a uno mismo significa entender que no hace falta ser perfecto para ser bueno".
-Anónimo-
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