Continuamos con nuestro Especial Viajar con niños en Bebés y más. Hoy os seguiremos ofreciendo algunos consejos importantes que ayudarán a que vuestro viaje salga como soñáis. Entre las recomendaciones más importantes a tener en cuenta cuando viajamos con niños, además de la organización general, es fundamental saber elegir el destino adecuado.
Con una buena organización y decisiones bien tomadas sobre el lugar de destino, las actividades y el alojamiento, vamos a poder disfrutar de un maravilloso viaje de vacaciones, inolvidable para todos los miembros de la familia cuando viajamos con niños pequeños.
Pero tan importante como conocer bien el destino y elegirlo con cabeza, es cambiar nuestro ritmo y aprender a disfrutar del tiempo compartido y entregado a los niños. Adaptarnos a las necesidades de los niños es indispensable para lograr viajar con placer con nuestros hijos.
Disfrutar de los niños
Es importante que todos los miembros de la familia que viajen puedan disfrutar y descansar, pero sobre todo, para que la vacaciones sean un éxito tenemos que ser capaces de cambiar nuestra mentalidad, nuestros ritmos y adaptar nuestras apetencias a los niños, disfrutándolos, jugando, hablando, sin prisas ni agobios.
Un viaje es una gran experiencia, pero sobre todo es una oportunidad para disfrutar de los niños. Si no somos capaces de hacerlo, más vale quedarnos en casa.
Durante el año, entre la escuela y el trabajo las familias suelen tener poco tiempo que disfrutar juntos en el día a día. Las vacaciones servirán para resarcirnos, conocernos mejor, hacer actividades todos juntos o simplemente, dejar que el tiempo pase plácido dejándonos inventar juegos nuevos.
Profundizar en el conocimiento de nuestros hijos, compartiendo recuerdos imborrables, es quizá lo más hermoso que nos vamos a llevar de cualquier viaje con niños.
Adaptarnos a sus ritmos y necesidades básicas
Obviamente los niños necesitan seguir una alimentación adecuada y tener un descanso reparador en las largas y activas jornadas de los viajes. Eso hay que tenerlo en cuenta, con flexibilidad pero con inteligencia. Debemos adaptarnos a sus ritmos y necesidades básicas de salud, descanso, higiene y alimentación.
Si el niño se despierta pronto tendremos que renunciar a trasnochar, incluso si hay quien cuide de él por la noche, pues por la mañana los pequeños no entienden de sueño acumulado de los padres y tendremos que estar en forma, listos para seguir su ritmo de energía inagotable. La habitación donde vayamos a dormir durante el viaje debería estar en un sitio sin ruidos, tener una cama adecuada, control de la temperatura y elementos que eviten picaduras de mosquitos.
Pero también tenemos que contar con que la comida debe estar lista cuando el niño tenga hambre, no podemos darle el desayuno a las ocho y no sentarnos a la mesa del restaurante hasta pasadas las tres, porque llegará agotado y hambriento.
Una buena idea es llevar siempre encima agua y algunos alimentos fáciles de tomar y sanos: plátanos, manzanas, galletas, pan y queso… Eso si, si le hemos dado un suculento tentempié a media mañana tal vez no llegue con hambre a la comida y más bien lo que necesite es echar una buena siesta. Organización, es la clave.
Aunque los niños suelen disfrutar de las comidas fuera de casa, según su edad o temperamento, lo de comer en restaurantes en los que no sirvan rápido o pretender hacer una larga sobremesa no es una buena idea.
Que nosotros nos lo pasemos bien no puede implicar que el niño termine agotado, llorando o regañándole porque no soporta más estar sentado. En las vacaciones con niños ellos tienen derecho a disfrutar y a que no se les exija hacer cosas que están en contra de sus naturales necesidades.
Más vale comer rápido o tener cosas preparadas para que todos podamos seguir disfrutando en las comidas, planeando juegos y manteniendo conversaciones que los incluyan.
Una cosa muy importante a tener en cuenta, sobre todo en verano, es la necesidad de mantener una correcta hidratación. Deberíamos llevar siempre una botella de agua mineral para darles de beber y evitar, además, la exposición y las actividades en las horas de más temperatura.
Consejos sobre el destino elegido
Pues si, aunque exista el hado, conocer bien tu destino puede burlarlo. Hay que saberse al dedillo lo que hay y lo que no hay en el sito elegido.
Una guía de viajes o Internet nos servirán de base para planificar lo que vamos a hacer. Conocer la ciudad de destino, su clima, sus medios de trasporte o los sitios de interés es básico para viajar más relajados, perder poco tiempo una vez estemos en el destino e incluso, para abaratar los costes.
Si vamos a viajar a otro país es conveniente informarnos muy bien de las peculiaridades del lugar y su cultura, y además, enterarnos de si hacen falta vacunas o hay alguna enfermedad endémica que desconozcamos.
Haberles hecho partícipes de la organización del viaje también ayudará a que sepan lo que van a encontrarse y a disfrutar anticipadamente, con ilusión, de las actividades que vamos a realizar. Se sentirán más seguros sabiendo donde van y que van a hacer. De las aventuras, ya se ocuparán ellos.
La diversión y el juego siguen siendo importantes en los viajes con niños
Es importante tener en cuenta que la diversión y el juego son necesidades fundamentales de los niños y debemos atenderlas también en el viaje.
Hay que ser conscientes de que cuanto más pequeño sea el niño más va a costarle adaptarse a propuestas que obliguen a traslados largos o a largas caminatas al llegar.
También, incluso si nuestros hijos disfrutan de actividades culturales como los museos no hay que sobrecargarlos, y planificar momentos de juego libre y elegir lugares donde tanto el alojamiento en general como la habitación sean adecuadas para que ellos no tengan que estar todo el tiempo constreñidos por normas adultas.
Es mejor optar por un lugar más bien tranquilo, con naturaleza pero sin peligros, con playa, campo o una buena piscina y áreas de juego infantil. Incluso si vamos a visitar una ciudad no debemos dejar de lado estas recomendaciones, exigir pocas visitas y preparar tiempo libre en el que puedan desahogarse y también descansar como es debido.
Si en nuestro destino hay museos que propongan cosas para los niños se lo pasarán muy bien si los visitamos, sin excedernos. También, aunque el destino sea de descanso, acercarnos a algún zoo o parque temático será una idea estupenda que les hará sentirse protagonistas y romper la rutina. También hay que contar con visitar algún parque bonito y grande o, si es posible, hacer una ruta sencilla por el medio natural.
Y, en verano, buscar un alojamiento, sea apartamento, hotel o camping, que tenga zonas comunes grandes, parque y una bonita piscina donde refrescarse.
Tener en cuenta que el destino elegido y las actividades se adapten a las necesidades de los niños es fundamental para hacer de nuestro viaje un éxito.
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