Tras ver el desarrollo del lenguaje del bebé en sus dos primeros trimestres de vida, llega el turno de continuar viendo cómo continúa descubriendo que su cuerpo es una caja de sorpresas que le permitirá comunicarse con la gente y el entorno que le rodea.
Su repertorio de sonidos y de vocabulario no cesa de crecer, su imiatación verbal y gestual cada vez es mayor, su comprensión le permite entender mayor número de acontecimientos que ocurren a diario en su vida, y su comunicación poco a poco se hace cada vez más efectiva.
Por ello, hoy veremos qué ocurre en el lenguaje del bebé desde los siete a los nueve meses y cómo poco a poco va madurando su forma de comunicarse, tanto no verbal como verbalmente.
Séptimo mes
Durante el séptimo mes nuestro pequeño ya es capaz de vocalizar cuatro o más sílabas distintas ("ma", "pa", "ta", "ga"...) y comienza a realizar soliloquios; es decir, nuestro bebé ya posee un lenguaje característico propio que realiza cuando está solito jugando o haciendo alguna cosa. Su balbuceo poco a poco es más variado y cuando un adulto se dirige a él, produce vocalizaciones a modo de respuesta.
También es característico de estos meses el que nuestro hijo o hija pueda imitar una acción que pertenece a su repertorio habitual. Además, ante sonidos nuevos, comienza a observar y reaccionar mirando, girándose o alargando la mano hacia la fuente de esos sonidos que está empezando a descubrir. Esto mismo ocurre cuando alguien dice su nombre y lo oye: se vuelve en la dirección de la fuente del sonido. Del mismo modo, cuando hacemos cambios en el tono de nuestra voz (gritamos, preguntamos...) el bebé reacciona ante esos cambios.
Cuando le ponemos música o canciones, presta atención a las mismas, y comienza a reconocer los nombres de los miembros de la familia. Finalmente, logra responder con gestos adecuados a palabras del tipo "ven", "adiós"... Además, es ahora cuando nuestro bebé nos contesta, de forma verbal o gestual, cuando se niega a hacer algo que se le pide.
Nuestro bebé ya puede comunicarse con su entorno de una forma un poco más eficaz: tratando de ponerse en contacto con la persona (bien con vestos o con vocalizaciones), llamando la atención refunfuñando, gruñendo o por medio de contacto físico, usando gestos, respondiendo algunas veces con vocalizaciones cuando se le llama por su nombre o incluso vocalizando cuando el adulto de referencia se va.
Octavo mes
En el octavo mes, nuestro hijo comienza a emitir sílabas redobladas ("p", "m", "b" fundamentalmente: "papa", "mama", "baba"), así como a vocalizar emisiones que se parecen a las oraciones adultas, pero sin usar palabras propiamente dichas.
Su capacidad de imitación poco a poco se va incrementando, hasta llegar a imitar un sonido o sílaba que pertenece a su repertorio habitual, o incluso imitar el ritmo y los sonidos del lenguaje natural de sus padres. También comienza a imitar los movimientos de boca que ve que hace el adulto, por ejemplo, cuando se le da de comer.
Cuando se le dice que hable o que haga "como si", nuestro bebé logra realizarlo de forma más o menos adecuada. También es capaz de escuchar conversaciones de los adultos que le rodean, así como de detener la actividad que se encuentra haciendo cuando se le llama por su nombre. Durante las rutinas diarias, cuando le describimos algunos objetos por su nombre, puede reconocerlos.
Ahora, para lograr la atención del adulto y comunicarse con él, grita e incluso cambia la entonación si no le hacemos caso. Comienza a enseñar objetos a otras personas mediante vocalizaciones y responde a indicaciones usando cada vez menos apoyo gestual. Ahora también es cuando comienza a solicitar las cosas orientando la atención del adulto (mirar al objeto y al adulto).
Noveno mes
Llegamos al noveno mes, final del tercer trimestre de vida del pequeño, siendo testigos de cómo puede ahora emitir bisílabas redobladas con los sonidos "p", "b", "t", "d", "m" y "n". También es ahora cuando puede imitar sonidos y sílabas con "m", "p" o "b" cuando lo ve hacer a los adultos.
Se inicia en la discriminación y comprensión de palabras significativas para su vida diaria, y empieza a comprender algunos mandatos verbales simples. Cuando se encuentra haciendo algo y nosotros le decimos "no", es capaz ahora de detenerse. Del mismo modo, puede mantener la atención durante aproximadamente un minuto ante una imagen que se le enseña y describe.
Su comunicación es más efectiva ya que dirige su mirada para elegir a la persona con quien quiere comunicarse, además de cambiar la entonación para comunicar la intensidad de sus deseos. Cuando emplea gestos para comunicarse con los demás, son gestos con significado. Sus vocalizaciones o protestas también se dan ahora cuando el adulto que le atiende se prepara para irse.
Conclusión
Poco a poco vamos llegando al primer año de vida de nuestro pequeño y vamos viendo como avanza cada vez más y más en su lenguaje y en su comunicación, además de en otros aspectos como pueden ser su locomoción o su inteligencia. También comprobamos como continúan saliendo sus primeros dientes lo que, junto con la maduración de los músculos de la garganta, le permitirá comer sólidos con mayor facilidad. Además, tendrá un mayor control sobre la lengua y los labios, haciendo cada vez movimientos más precisos que le facilitarán la emisión de los distintos fonemas del idioma.
Y hasta aquí los aspectos más relevantes en relación al desarrollo del lenguaje en el bebé entre los siete y los nueve meses. Os animamos a que nos conteis vuestras experiencias sobre vuestro hijo y su desarrollo en el lenguaje en nuestra sección Bebés y más Respuestas, así como cualquier duda que os pueda surgir.
Foto | JORGE RAVINES FOTOGRAFIAS en Flickr En Bebés y más | Comunicación, lenguaje, lengua y habla, La forma de comunicarse de los bebés