Cada vez hay más investigaciones que confirman que escuchar sonidos muy altos perjudica la audición, aunque no se centren en los bebés o estudien las repercusiones en otras facetas. Una nueva investigación señala que la música o los ruidos elevados durante la fase de crecimiento pueden acabar afectando a la memoria o a los mecanismos del aprendizaje.
A las conocidas alteraciones auditivas, cardiovasculares y endocrinológicas, además de estrés e irritabilidad que provocan los sonidos potentes, se suman los cambios morfológicos en el cerebro, detectados por primera vez gracias a una investigación con ratones.
El estudio fue elaborado por científicos del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos de la Universidad de Buenos Aires, en Argentina. Tras dos horas de exposición a ruidos de 95 a 97 decibelios (dB), más altos de lo considerado un nivel seguro (entre 70 y 80 dB; un concierto de música estaría en los 110 dB), se encontró daño celular en el cerebro de los animales.
En concreto, sufría alteraciones la zona del hipocampo, una región asociada a la memoria y los procesos de aprendizaje, lo que sugiere que podría suceder lo mismo en humanos en etapa de desarrollo. Los ratones, con un sistema nervioso parecido al de los humanos, tenían una edad equivalente a entre los seis y los 22 años de las personas.
Según los autores, los niveles de ruido a los que se exponen los jóvenes podrían causar déficits en la memoria y en la atención a largo plazo. No obstante, los propios autores toman sus conclusiones aplicadas en niños con precauciones, ya que es difícil de comprobar porque no se les puede someter a este tipo de experimentos (y esperemos que así siga...).
Los autores del estudio, publicado en la revista ‘Brain Research’, consideran que es posible que ante un estímulo prolongado el cerebro tenga tiempo de ir reparando sus lesiones, aunque no sacan conclusiones porque en la investigación se usó un ruido blanco que contiene todas las frecuencias de sonido y no equivale por ejemplo a la música alta.
En todo caso la fragilidad neuronal de las primeras etapas del desarrollo parece no estar preparada para esos sonidos tan fuertes, y el desarrollo de la audición en el bebé es un proceso complejo y estas "interferencias" de sonidos potentes podría causar daños en el cerebro del bebé. La música puede ser muy beneficiosa para los niños desde que son bebés, pero mejor a un volumen mesurado.
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