Al conocer cómo se desarrolla el cerebro del bebé hemos sabido que se va moldeando según el entorno y los cuidados que recibe, especialmente en base a la interacción con su figura de apego, generalmente la madre.
Hoy os quiero enseñar un vídeo de un interesante estudio que analiza cómo influye el entorno en el desarrollo del bebé y resalta la importancia del contacto visual con el bebé, y por qué es fundamental en nuestra sociedad mirarlo a los ojos, hablarle y sonreírle. Investigadores alemanes observaron la forma de interactuar de varias mujeres con sus bebés en Alemania y Camerún, y encontraron diferencias sorprendentes.
Cómo se relacionan las madres de diferentes culturas con sus bebés
Las madres alemanas, y las madres del mundo occidental en general, sostienen a sus bebés de forma que estos les puedan ver la mayor parte del tiempo, establecen contacto visual con sus bebés y les sonríen. Al sonreírles, los pequeños responden a su sonrisa y la refuerzan. Es un gesto de alegría de la madre que el bebé repite, uno de los momentos más bonitos para una madre (y un padre, claro).
Esto hace que conecte de una forma especial con su madre y fomenta a muy temprana edad el proceso de individualización de los niños.
En cambio en Camerún, así como en otras culturas, no se le da tanto valor a estimular el bebé para hacerle sonreír. Las madres cargan a sus bebés todo el tiempo, incluso mientras hacen las tareas diarias, pero sin establecer contacto visual con ellos. Van cargados en la espalda de la madre o miran hacia el entorno mientras ellas hacen alguna tarea. Tienen que girar la cabeza para mirarla.
Los investigadores hallaron que cuando el bebé tiene dos meses, madre e hijo se miran cinco veces menos que en las culturas occidentales.
No quiero decir con esto que una cosa esté bien y la otra mal, o que una madre trate a su bebé con menos cariño que otra. Son diferentes formas de interactuar con el bebé, influenciadas por la cultura donde viven.
Sin embargo, las investigaciones demuestran que la interacción con las figuras de apego a edades tempranas, las sonrisas, las miradas, las caricias, nutren al bebé y estimulan su desarrollo emocional, tan importante para la sociedad en la que vivimos.
La prueba del espejo
También es interesante las diferencias sobre la concepción de sí mismos como individuos que muestran los bebés en uno y otro sitio. Para ello se les hizo una prueba muy sencilla: la prueba del espejo.
Se les colocó un punto rojo en la cara para detectar si se reconocían a sí mismos en el espejo o si simplemente veían a un niño del otro lado. Y también fueron muy curiosas las conclusiones.
En occidente, los niños se reconocen en el espejo a una edad promedio de un año y medio, mientras que en Camerún descubren su individualidad seis meses más tarde.
Individuos y comunidad
Los bebés europeos, que nos parecen alegres y espabilados, en el Camerún rural estarían vistos como bebés sobreexcitados. Por el contrario, un bebé de Camerún aquí se consideraría pasivo.
Lo curioso es cómo influye el entorno en el desarrollo del niño desde que nace. A diferencia del mundo occidental, donde se fomenta la orientación individualista, a los bebés de los pueblos de Camerún no se les fomenta el desarrollo de la individualidad a edades tan tempranas, puesto que la comunidad está en primer plano, y no el individuo.
En nuestra sociedad, establecer contacto visual con el bebé es fundamental. Hablarle mirándole a los ojos, sonreírle y que nos devuelva una sonrisa es el regalo más bonito que nos puede hacer.
Vía | DW
Fotos | Thinkstock
En Bebés y más | La sonrisa del bebé es universal,