El bebé ya está en casa y poco a poco comprobaremos que todo lo imaginado y soñado durante nueve meses es pecata minuta comparado con lo que estamos viviendo. Los primeros meses las caricias, el cariño, nuestros besos y voz serán el mejor de sus juguetes pero también querremos hacer sus momentos los más divertidos y emocionantes.
¿Es eso posible? Lo es y ¡sin salir de su cuarto!
¡Juego, maestro!
Son los primeros meses del bebé y su espalda, su cabecita y sus movimientos son muy limitados ¡pero no su capacidad de divertimento y aprendizaje! Lo que ve, oye toca y saborea deja huella en su cerebro, todas las sensaciones generan conexiones de intercambio entre las neuronas que le permitirán recordar experiencias, relacionarlas y elaborar pensamientos.
¡Tachán, tachán! Comienza también su amor por la música, las melodías y los sonidos que le serán tan sorprendentes como el más elaborado espectáculo circense. Al final del trimestre la magia de contemplar los colores vivos y ver con mayor claridad también se abrirá ante sus ojos, le atraerán ya los rostros de las personas y distinguirá a sus padres a la perfección. Juguemos con él, ayudémosle a soñar, a ver el mundo en mil colores y a reconocer y a experimentar lo armónica que puede ser la vida que le espera y en la que las notas las podrá tocar solito él mismo. ¿Puede haber una experiencia mejor?
Bebé en el gimnasio
Quizás la pereza, los años o la rutina laboral nos han alejado de las dulces mieles que se logran en el gimnasio pero nuestro bebé podrá probarlas por vez primera y convertirse en atleta olímpico en la especialidad de diversión y aprendizaje.
¡Cómo me habría gustado conocer antes el gimnasio piano pataditas! Sus momentos en la cuna con el techo como única y monótona visión habrían pasado a ser un carrusel de alegría y sorpresas: el bebé puede tocar el gimnasio dando pataditas y tiene 3 opciones distintas de juego acordes al crecimiento del pequeño: tumbado boca arriba puede dar pataditas a las teclas del piano mientras observa los juguetes del arco, acostado boca abajo el arco puede inclinarse hasta el suelo para que el bebé se mire en un gran espejo y con el feliz paso de los meses, cuando ya juegue sentado, el bebé podrá tocar el piano con las manos rodeado por los juguetes del arco.
Quién sabe si estaremos desarrollando la personalidad musical del próximo Amadeus Mozart pero lo que sí sabemos es que su mundo será más melódico, sus momentos más divertidos y su capacidad de aprendizaje serán su partitura favorita a partir especialmente del cuarto mes.
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