Hace algo más de un mes hablamos de las prácticas que podrían recomendarse a la hora de dar a luz para evitar que se produzcan desgarros u otros traumas en el perineo. Hoy vamos a seguir hablando de esa zona de las mujeres que tanto intenta cuidarse durante el parto, con mayor o menor acierto, dedicándole unas palabras a la tan polémica episiotomía.
La episiotomía es una técnica que empezó a utilizarse en el siglo XVIII que en nuestros días ha llegado a ser muy utilizada, tanto, que en la mayoría de hospitales españoles se ha llegado a utilizar en más del 90% de los partos vaginales.
Sin embargo, dado que hay poca evidencia científica que avale su eficacia, se está restringiendo mucho su uso y lo que parecía un acto necesario ha pasado a ser un recurso a utilizar en determinados momentos. Con esta entrada vamos a intentar conocer cuál es la efectividad de la episiotomía durante el parto y qué dicen los estudios científicos al respecto.
Por qué la episiotomía es un procedimiento tan controvertido
La idea de hacer la episiotomía era la de reducir el riesgo de desgarros perineales, de disfunción del suelo pélvico y de producirse incontinencia urinaria y fecal. Además, realizando la episiotomía, se pretendía que se produjeran más partos espontáneos por vía vaginal, porque al hacer más amplia la salida el periodo expulsivo se acortaba (se creía eso, que al ser más rápido el expulsivo había más partos vaginales).
No había suficientes datos que apoyaran dichas suposiciones, pero a pesar de ello la episiotomía se convirtió en una medida rutinaria, aún cuando llevaba asociados unos riesgos potenciales, como la extensión a desgarros de tercer y cuarto grado (algunos cortes, al salir el bebé, van a más, llegando a ser tan o más grandes que los desgarros que se pretenden evitar), la disfunción del esfínter anal y la dispareunia (dolor en las relaciones sexuales).
Qué dicen los estudios científicos sobre la episiotomía
Una revisión sistemática de 26 estudios, realizada en el año 2005, determinó que, comparando el uso de la episiotomía de rutina con un uso restrictivo de la misma, no había diferencias en los resultados. Es decir, los desgarros eran los mismos y el dolor y el uso del medicamento para el dolor también eran iguales.
Vieron también que la episiotomía no aportaba ningún beneficio a la hora de prevenir la incontinencia urinaria ni fecal y que tampoco mejoraba la relajación del suelo pélvico. Del mismo modo, las mujeres a las que se les había hecho la episiotomía parecían no haber visto reducida su función sexual (entiendo que mantenían las mismas relaciones que las otras), aunque sí tenían más dolor durante el coito.
Otro estudio que data del 2006, en el que se intentó saber cómo afectaba la episiotomía al esfínter anal de las mujeres demostró que el sobrepeso del niño y la episiotomía mediolateral son factores de riesgo directos de lesión del esfínter anal, aunque también destacan que solo un 22% de las episiotomías mediolaterales se hizo correctamente.
Un tercer estudio mostró que aquellas mujeres que habían padecido un trauma perineal severo en un parto anterior no tenían más riesgo de volver a padecerlo que cualquier otra mujer, por lo que no hay evidencia que pueda sugerir que sea mejor hacer una episiotomía incluso si los traumas fueron de tercer o cuarto grado.
Recomendaciones actuales con respecto a la episiotomía
Dicho esto, las recomendaciones actuales con respecto a la episiotomía son las siguientes:
- No debe practicarse la episiotomía de rutina en un parto espontáneo. Sólo hacerla si realmente se considera necesaria.
- La episiotomía se llevará a cabo si hay necesidad clínica (si interesa que el parto sea más rápido por sospecha de sufrimiento fetal, por ejemplo).
- Antes de llevar a cabo la episiotomía debería administrarse analgesia, a menos que se realice por una urgencia.
- No debe realizarse la episiotomía de manera rutinaria durante un parto vaginal en mujeres que padecieron desgarros de tercer o cuarto grado en partos anteriores.
No sé cómo lo harán ahora en la mayoría de hospitales españoles actualmente. Hace pocos años era una rutina, una consecuencia lógica (bueno, no lo era, pero la gente lo asumía así) de ir a parir. Las mujeres incluso se preguntaban por sus puntos (“¿y tú como tienes la herida?”, “¿cómo tienes los puntos?”) y nadie, al menos en la gente de a pie, se llegaba a cuestionar demasiado esta práctica.
Ahora los tiempos han cambiado, algunas madres y algunos profesionales han luchado mucho porque la ciencia se dio cuenta de que muchas episiotomías eran peores que el desgarro que podría haberse producido y los efectos secundarios eran muy parecidos. Ante esta situación lo más lógico es lo que se recomienda: “no me toques, a menos que lo veas realmente necesario”.
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Foto | Madaise en Flickr
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