Los padres nos preocupamos mucho de proteger la piel de los más pequeños con cremas solares, pero no solemos darle la misma importancia a la protección de sus ojos en verano. Los ojos de los bebés son más sensibles que los de los adultos a la radiación ultravioleta, por tanto deben usar gafas de sol para prevenir futuros problemas oculares.
El de los ojos es un daño difícil de medir. El cristalino de los bebés, que ejerce de filtro, aún no se ha desarrollado por completo y, antes del primer año de vida, deja pasar el 90 por ciento de la radiación UVA y el 50 por ciento de la UVB, llegando directamente a la retina, lo cual puede provocar daños a corto y largo plazo.
De ahí la importancia de proteger los ojos del bebé con gafas de sol e incluso con un sombrero o gorra con visera delantera que cubra la zona de la frente y los ojos. No es necesario que sea siempre que salen a la calle, pero sí recomendable si vamos a la playa (la arena refleja hasta el quince por ciento de la radiación solar) o a la montaña.
A partir de qué edad pueden usar gafas de sol
En los niños, los expertos recomiendan ponerles gafas de sol desde los seis meses.
Muy pocos conocen los efectos nocivos de los rayos de sol sobre los ojos de los pequeños. Tiene efectos acumulativos y pueden provocar quemaduras solares, alteraciones agudas de la córnea, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, así como patologías más severas a largo plazo como cataratas, que es la primera causa de ceguera reversible, y degeneración macular asociada a la edad.
Aún con gafas de sol, hay que señalar que los niños nunca deben mirar directamente al sol y evitar, en la medida de lo posible, la exposición en las horas centrales del día, mientras que los bebés no deben exponerse directamente al sol.
Qué gafas de sol elegir
A la hora de elegir unas gafas adecuadas tenemos que seguir algunos consejos para comprar gafas de sol infantiles en cuanto a monturas, materiales y sujeción.
- Deben ser homologadas: que cumplan con la reglamentación de la Comisión Europea y un Filtro UV 400, que protege cerca del 98 por ciento de las radiaciones de rayos UV.
- Los materiales deben ser seguros, hipoalergénicos e irrompibles, a prueba de niños. Lo ideal son las monturas de materiales flexibles, como la silicona.
- Deben ir acompañadas de un folleto del fabricante que indique quién es el fabricante, la categoría de filtro solar, su uso recomendado, cómo cuidarlas, etc.…
- Con filtro de protección de categoría 3. Si son para la nieve, de categoría 4.
- De forma envolvente: que se adapten bien a la cara del bebé, para evitar que los rayos UV entren por los lados.
- Con tiras de sujeción posterior para los más pequeños.
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