Cuando son bebés y los bañamos a diario, no se nos escapa ningún detalle de su cuerpecito. Pero cuando crecen y ya son menos manejables, cuando aprenden (aunque sea en parte) a bañarse o a vestirse solos, pueden pasarnos desapercibidas algunas partes del cuerpo. Unas de esas olvidadas son las uñas de los pies de los niños.
Estas pueden tener determinadas enfermedades como psoriasis, hongos (como la micosis) o hipertrofias, enfermedades que no se deben dejar pasar. Por eso, hay que revisar las uñas de los niños a menudo y no solo aprovechando el momento en que se las cortamos. Imprescindible, por ejemplo, si se quejan de dolor en los dedos o notamos algún cambio de coloración.
Junto a esas enfermedades, puede haber otras molestias causadas por un corte de la uña que acaba clavándose en la piel. Es muy doloroso y hemos de intentar separar la uña de la piel y volver a recortar lo mejor posible.
El Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España señala que tan solo un 30% de la población ha acudido en alguna ocasión a una revisión al podólogo. Pero no dejes de hacerlo si sospechas que hay algún problema en las uñas o en el pie del niño.
Hay determinadas malformaciones en el pie que son más evidentes y nos fijamos mucho en la forma de andar de los pequeños cuando aprenden a dar sus primeros pasos. Este también es un momento importante para cuidar las uñas, ya que por primera vez el pie se envuelve en un zapato y las uñitas ya no están tan libres para crecer o los dedos para transpirar, todo lo cual puede dar lugar a algunos de los problemas que hemos señalado anteriormente.
El invierno es un periodo crítico para los “despistes” ya que el pie siempre va tapado, a diferencia de cuando caminamos sobre sandalias veraniegas. Si los niños empiezan a hacer deporte o les sudan mucho los pies, hay que procurar mantener la higiene adecuada y que el pie no esté sudado mucho tiempo.
Se recomienda utilizar calzado que permita la circulación del aire y que el pie pueda respirar, además de procurar alternar y ventilar los zapatos regularmente, tanto el deportivo como el de uso común, para evitar un exceso de humedad.
En la piscina, también hay que cuidar el contacto del pie y uñas con hongos y utilizar sandalias, así como secar bien los pies después de la ducha y antes de calzarse.
En definitiva, hay que estar atentos a las uñas de los pies de los niños, seguir las medidas adecuadas de higiene y no dejar que estén sin revisar demasiado tiempo para evitar que los posibles problemas se agraven.
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