Desde luego, no hay pócimas mágicas, pero sí hay algunas cosas que puedes hacer para facilitar que por las noches el bebé caiga placidamente en los brazos de Morfeo.
Es importante crearle una rutina que se repita día tras día en el mismo orden, lo cual les brindará seguridad. La hora de dormir debe ir precedida por un ritual que el bebé reconozca fácilmente.
Antes de acostarlo, un baño templado a última hora de la tarde es el preámbulo ideal para inducirlo al sueño. Antes de ponerle el pijama unos masajes relajantes con aceite pueden ser una gratificante combinación de mimos e hidratación de la piel.
Más tarde, la cena. Si sólo toma biberón o pecho por la noche, debe hacerlo despierto para que aprenda a diferenciar la hora de cenar con la dormir, aunque luego se quede dormido mamando. El siguiente paso, después de unos mimos o un cuento, es el momento de acostarlo en la cuna, donde podemos relajarlo leyéndole otro cuento, cantándole o hablándole dulcemente.
El móvil de su cuna con música repetitiva puede ayudarlo a dormir; además con el tiempo lo asociará a un momento agradable.
En bebés más grandes, dormir acompañado de su peluche favorito les brinda seguridad y confianza. Lo importante es que si se despierta durante la noche encuentre los mismos elementos que estaban allí cuando lo acostamos.
Por último, deberías abandonar el cuarto antes de que se quede dormido, así se acostumbrará a dormir solito sin la presencia de mamá o de papá.
Más información | serpadres.es | babysitio.com