Hace cosa de seis años comentamos en Bebés y más un informe de la OCU en que explicaban que las leches de crecimiento no eran necesarias para los niños. Tres años después el Ministerio de Alimentación de Alemania quiso estudiarlas también, redactando un informe que venía a decir lo mismo.
Ha pasado el tiempo, las marcas han modificado sus fórmulas y sus envases, las siguen llamando leche de crecimiento, con dibujos de niños o mascotas junto a medidores, como si al tomarla los centímetros de los niños aumentaran, o leche tipo 3, como si fuera la continuación obligada de las leches de continuación y la OCU ha vuelto a analizarlas para llegar a la misma conclusión: siguen sin ser necesarias.
La leche es un alimento muy completo e importante cuando los niños son pequeños. Sin ir más lejos, es el alimento recomendado durante los dos primeros años de vida de un bebé, y en este caso me refiero a la leche materna, siendo al año cuando pasa a ser un alimento más de la dieta y no el principal. A partir de ese momento, a partir del año, es recomendable que sigan tomando leche, materna si puede ser y otra leche si no es posible.
Otra leche podría ser la de continuación, la de crecimiento o la leche de vaca. La cantidad que se recomienda para los niños es la misma que la que se recomienda para cualquier persona: dos raciones de lácteos, que equivale a dos vasos de leche o a cuatro yogures. O sea, que si un niño toma por la mañana un vaso de leche, a mediodía se come un yogur y luego a la noche toma un poco de queso y medio vasito de leche, ya ha tomado lo que se recomienda. Como veis, muchos niños toman más que eso y en consecuencia se corre riesgo de, por abusar de los lácteos, no comer de otros alimentos igual o más importantes.
Qué aportan las leches de crecimiento
Teniendo en cuenta que a los 12 meses los bebés ya pueden tomar la leche que prefieran, porque es indistinto, la OCU ha revisado las etiquetas de 15 de las principales marcas de leche de crecimiento y en base a ellas comenta sus conclusiones. A nivel de energía aporta lo mismo que las leches de inicio y continuación y parecido a lo que aporta le leche de vaca.
La leche de vaca no tiene azúcar más allá de la lactosa, que de manera natural está presenta en ella. En 9 de las 15 marcas que han mirado han observado que además de lactosa han añadido sacarosa, jarabes de glucosa, fructosa o miel. Además, más de la mitad llevan aroma de vainilla. Siendo todo ello excesivo y poco recomendable.
El contenido proteico es más bajo que el de la leche de vaca, algo correcto, ya que los niños tampoco necesitan demasiadas proteínas, pero que puede ser subsanable para los que toman leche de vaca entera tomando la que se recomienda y no más (o sea, no hacer lo que hacen muchos niños que llegan a tomar hasta un litro de leche al día).
A nivel de grasas tienen una cantidad similar a la leche de vaca, pero con un perfil lipídico diferente. Contienen menos cantidad de grasas saturadas y más ácidos grasos esenciales, siendo más parecida en este sentido a la leche materna que la leche de vaca. El problema es que no aportan nada nuevo porque son grasas que ya se encuentran en el aceite de oliva, en los cereales, los huevos o el pescado, entre otros alimentos.
Muchas tienen menos calcio que la leche de vaca, llegando algunas a tener hasta la mitad, aunque tienen más vitaminas que la leche de vaca, ya que están enriquecidas con todas las imaginables. Ahora bien, lo del calcio no tiene por qué ser un problema, porque los niños necesitan calcio pero tampoco hay que volverse loco, pero sí lo puede ser un exceso de vitaminas. Teniendo en cuenta que a partir del año un niño ya come muchas cosas y muy variadas, normalmente, añadir vitaminas a la leche que ya está recibiendo de otros alimentos es innecesario y, en algunos casos, como digo, puede ser negativo.
Qué cuestan las leches de crecimiento
Hasta ahora, como veis, no hay demasiados motivos para decantarse por la leche de crecimiento, porque es un alimento más de la dieta del niño. Si aún costara lo mismo que la leche de vaca una familia podría plantearse comprarla, pero es que valen más del doble y ese sobrecoste no se ve reflejado ni en una mejor salud del niño ni en un mayor crecimiento. El precio medio de la leche entera es de 0,70 €/litro, el de las leches de crecimiento es de 2,2 €/litro, siendo más económicas las que vienen ya preparadas, que cuestan unos 1,60 €/litro.
Una dieta equilibrada con alimentos sanos
Así que si lo que unos padres quieren es que su hijo esté sano y no tenga carencias lo que tienen que hacer es ofrecerle una dieta equilibrada a base de alimentos sanos: leche, verdura, cereal integral, frutos secos, carne, pescado, huevo, fruta y de beber agua. Todo esto en las proporciones adecuadas hace que a un niño no le falte de nada y que, por lo tanto, no necesite ningún alimento enriquecido que cuesta más del doble de dinero.
Sólo se consideraría el usar una leche de este tipo si un niño tuviera muchos problemas con la comida, si realmente comiera poco variado o no tolerara algunos alimentos e interesara que la leche que tomara pudiera aportarle parte de lo que podría faltarle por no comer otras cosas. Si no es el caso nos quedamos con la recomendación final de la OCU: "Salvo que el médico disponga otra cosa, opte por la leche normal de vaca, de buena calidad y más económica."
Vía | OCU Foto | Valentina Powers en Flickr En Bebés y más | Claves para una correcta alimentación infantil, La leche de continuación no es realmente necesaria para los bebés de seis o más meses, Alimentación complementaria: ¿Qué pasaría si les dejáramos comer a ellos?