Son muchas las parejas con problemas de infertilidad que no han tenido éxito tras someterse a técnicas de reproducción asistida. Pero cuando pensaban que estaba todo perdido… ¡zas! llega el embarazo de forma natural y logran ser padres contra todo pronóstico.
Es una frustración muy grande haber pasado por uno o varios tratamientos de reproducción asistida y no conseguir el embarazo. Pero no son pocas las parejas que tras tirar la toalla porque la ciencia no ha sido capaz de dar solución a sus problemas, logran concebir.
En la revista ‘Fertility and Sterility’ ha salido a la luz un estudio realizado en Francia según el cual el 24 por ciento de las parejas que se sometieron a tratamientos de reproducción asistida sin éxito, concretamente a tratamientos de fertilización in vitro, logró tener hijos entre siete y nueve años después de forma espontánea.
Además, un 17 por ciento de parejas que ya habían conseguido tener hijos mediante tratamiento de reproducción asistida, volvieron a concebir de forma inesperada cuando ya creían que no volverían a ser padres.
El estrés en los tratamientos de fertilidad
En estos casos son frecuentes las frases: “ya verás que cuando menos te lo esperas quedáis embarazados”, “la esperanza es lo último que se pierde”, “cuando pase el estrés ya verás como sí”. Y efectivamente puede que algo de eso haya, pues en muchos casos la ansiedad por lograr el embarazo juega malas pasadas.
Someterse a un tratamiento de fertilidad es una decisión muy importante para una pareja. La presión emocional que hay detrás de un tratamiento de fertilidad conlleva, en mayor o menor medida, a una situación de angustia, sobre todo si el embarazo no llega después de varios intentos.
Algunos expertos lo comparan a un nivel de estrés similar al de un paciente enfermo de cáncer o de una patología cardíaca, hasta el punto que puede afectar de forma negativa en el éxito del tratamiento.
En las mujeres, el estrés afecta el ciclo menstrual, pudiendo producir anovulación, ciclos irregulares o falta de menstruación. Mientras que en el hombre disminuye el volumen de semen y la concentración de espermatozoides.
Los picos de mayor nerviosismo para la pareja en tratamiento suelen ser el día de la punción ovárica, el de la transferencia embrionaria y los 15 días de espera para conocer el resultado del test de embarazo en sangre.
Una de cada cuatro parejas supuestamente infértiles no lo es
La tasa de éxito aproximada en los tratamientos de reproducción asistida es en torno al 50 por ciento. Es decir, que de la otra mitad que no tiene éxito, una de cada cuatro parejas supuestamente infértiles no lo es. Si añadimos el porcentaje que logra concebir espontáneamente después de haber sido padres mediante alguna TRA, son pocas las parejas estériles que tienen una esterilidad absoluta.
La cifra es llamativa, pero habría que matizar que la mayoría de los casos de parejas que lograron ser padres contra todo pronóstico eran mujeres jóvenes y parejas con infertilidad de causa desconocida, considerados como de buen pronóstico. Por otra parte, muchos tratamientos asociados a la reproducción asistida pueden tener efectos a largo plazo, como por ejemplo algunas terapias para la endometriosis o ciertas cirugías.
Aún así, da que pensar. Si bien los tratamientos de reproducción asistida son cada vez más efectivos y logran que muchas parejas hagan realidad el sueño de ser padres, tienen una cara poco amable que es la desilusión y el desgaste que provoca el no conseguirlo.
Pero puede que después de la reproducción asistida no esté todo perdido y que cuando menos se lo esperan, consigan ser padres contra todo pronóstico.
Vía | Science Direct
En Bebés y más | La infertilidad es una enfermedad, El estrés en los tratamientos de fertilidad