Cuando tenemos en nuestros brazos a nuestro pequeño recién nacido se nos cae la baba. Eso nadie lo puede negar. Un montón de sensaciones y pensamientos rondan nuestra cabeza, y una especie de "click" tiene lugar en nuestra forma de ser. Empezamos un vínculo especial que hará que, poco a poco, podamos entender lo que nos dicen los bebés sin hablarnos.
Y es que enseñar a comunicarse al bebé antes de poder hablar es vital para su adecuado desarrollo, no sólo en lo referido al área del lenguaje, sino también al resto. Por eso es muy importante saber que no hace falta hablar para querer compartir algo con otra persona.
Desde que nuestro pequeño llega a este mundo no para de decirnos cosas. Quiere compartir con nosotros todas sus sensaciones, inquietudes, miedos... Nos busca para que le enseñemos cómo funciona y qué podemos hacer (como decía un grupo de música que me gusta mucho) en este mundo raro.
Nosotros mismos hacemos uso de esta comunicación no verbal en determinados momentos cuando no disponemos de un lenguaje oral apropiado o, simplemente, la lengua entre los interlocutores no es la misma y, por tanto, no es posible el entendimiento entre ambos.
¿Cómo es posible que alguien tan pequeño pueda comunicarse con nosotros? Muy fácil. Al igual que nosotros podemos comunicarnos con el bebé en el embarazo, él hace lo mismo con nosotros. Y ya más adelante, en el momento del nacimiento, es gracias a la mirada como nos va a hacer partícipe de sus nuevos descubrimientos.
Aunque lo más importante es que, mediante el simple gesto de diriginos su mirada, va a conseguir captar (aún más si cabe) nuestra atención. Esta capacidad se llama atención visual, y va a encargarse de que estemos hablando con nuestro pequeño todo el rato que él lo demande.
Gracias a su mirada va a conseguir que comience su aventura del aprendizaje. ¿Cómo? Muy sencillo. Instintivamente vamos a reaccionar ante esos ojitos hablando y hablando sin parar. Nos dirigimos al pequeño de una forma especial que la atrapa y hace que empecemos una interacción conjunta que le va a ayudar a desarrollarse.
Puede parecer que no nos está haciendo caso o que no entiende lo que le estamos diciendo, pero nada más lejos de la realidad ya que estas mini-conversaciones que mantenemos con los bebés van a estimularles y desarrollar las diferentes aptitudes que tienen que ver con el área del lenguaje.
Los diferentes movimientos corporales de nuestro bebé también nos van a aportar una gran cantidad de información sobre lo que necesita, quiere, le pasa... Si prestamos atención al contexto y a sus expresiones faciales o movimientos podremos entender si quiere comer, se encuentra incómodo o siente angustia.
Además, todo lo que hace cuando estamos con él o está plácidamente descansando también va a influir en su desarrollo y va a influir directamente en el entorno, haciendo que poco a poco vaya madurando a nivel cognitivo, social, motor y comunicativo.
Muy ligado a estos movimientos se encuentra la capacidad imitativa que tiene el bebé cuando nos ve haciendo algo. Al repetir diferentes acciones que hacemos nosotros mientras estamos comunicándonos con él va a conseguir que nos motivemos en seguir enseñándole multitud de cosas más que va a aprender con todo el placer del mundo. No debemos olvidar que los bebés aprenden por imitación e investigación.
Yo puedo pasarme horas y horas aprendiendo con lo que nos dicen los bebés sin hablarnos, ya que es una capacidad que a medida que vamos creciendo parece que va quedando más en el olvido. No es mejor comunicador el que más habla, sino el que más transmite.
Foto | vividexpressionsphotography en Flickr En Bebés y más | Lo que nos dice la lengua del bebé, Lo que dicen los bebés cuando están a solas, La forma de comunicarse de los bebés, Criar sin azotes: comunicación en positivo, Idiomas inventados: vamos a hablar en balleno.