Hay niños más abiertos y niños más ariscos, tímidos o desconfiados. Con las reuniones familiares este "problema" se acrecienta y los padres pueden sentirse presionados o avergonzados si su hijito es de los menos sociables. Yo quiero tranquilizarlos, recordarles que no todos los niños son iguales y que, a veces, se pone a los pequeños en situaciones agobiantes que solamente sirven para acrecentar su mal humor.
Las fiestas familiares no deben ser una pesadilla
Nuestro bebé seguramente está acostumbrado a estar con nosotros, con sus cuidadoras o con los familiares cercanos. Confiará en ellos y, también dependiendo de su carácter, demostrará cariño y compenetración.
Pero llegan los extraños, aunque sean de la familia, y se empeñan en cogerlo en brazos, hacer ruido y carantoñas, separarlo de la seguridad que les ofrecemos. Jaleo, horarios cambiados y diferentes maneras de tratarlo lo van a desconcertar.
Y entonces, si el niño es reservado, vienen los comentarios, o a los papás o directamente al niño con calificativos que considero insultantes: eres un antipático, no te va a querer nadie, y cosas peores. Si encima los papás lo llevan en brazos o no lo dejan llorar, preparan la artillería pesada y convierten las comidas familiares navideñas en un juicio sumarísimo de pesadilla.
Respetar la distancia
Tanto si es una persona más seria y reservada y seguirá siéndolo siempre o tanto si es una fase de su crecimiento emocional, hay que respetarlos y ayudar a que sean respetados. Ni comentarios agresivos ni malos modos, pero si firmeza poniéndoles límites a los adultos, no dejando que lo aparten de nosotros, lo hagan rabiar o lo mantengan en sus brazos si el pequeñín llora. Y desde luego no forzarlos nosotros ni obligarlos a algo que no desean hacer como dar besos o ir de brazo en brazo.
Yo respeto la distancia con los niños pequeños, hasta con mi sobrinito, no espero que me achuche nada más verme ni que se despida con un beso. Hará lo que le parezca mejor y solamente, respetándolo, podré ver como poco a poco va asimilando las normas de cortesía y saludo, sin que incluso entonces lo considere obligado a plegarse a mis deseos.
Cuando son los niños de mis amigos, hay de todo. Pequeños torbellinos, niños que se ponen a jugar con todo el mundo y otros reservados que ni te hablan ni se van a dejar coger sin conocerte y apreciarte. Los saludo, me presento, sonrío y no los toco. Dejo que la relación fluya, como hago con un adulto al que me presentan. No fuerzo la amistad porque la amistad es libre y se basa en el respeto mutuo sea cual sea la edad de las personas que se relacionan.
Los metomentodo
También pasa en la calle, y eso es una cosa que realmente me produce rechazo, aunque se haga con buena intención. La gente toca a los niños y les habla desconsideradamente, hasta les dicen cosas muy antipáticas sin que medie presentación.
A mi tampoco me gusta que un desconocido me aborde por la calle, me juzgue o espere que me deje besuquear. Pues hay niños a los que eso no les hace tampoco ninguna gracia y, la verdad, me parece estupendo que sean ariscos si sienten que se meten con ellos o invaden su intimidad.
Hay muchos ejemplos, con las vecinas o en la cola del supermercado, de gente desconocida que les dice que no pueden hacer algo o se burlan de ellos. O quieren que les den un besito. La verdad es que me parece una falta de respeto y yo espero que se trate a los niños con ternura, pero no con desconsideración.
Si encima estamos negociando con ellos por algo que quieren comprarse o si tienen una rabieta hay quien no puede aguantarse las ganas y se mete, sin invitación por nuestra parte, a decirle lo malo que es o que no van a venir los Reyes Magos esos que parece que vigilan a los niños para castigarles luego. A esos les respondo que todos los niños son buenos.
Eso no impide que considere imprescindible enseñar a los niños a no responder con grosería, pero si a marcar distancia con educación y también, a medida que crecen, a explicar y mostrar las normas de relación entre las personas: saludar, responder con empatía y no dejarse machacar.
Me gustan los niños ariscos
No creo que sean ariscos o maleducados si no responden con una sonrisa si alguien les habla mal. Tampoco es bueno que al niño ni los demás ni nosotros lo califiquemos de antipático, ni tímido siquiera. Las etiquetas se quedan marcadas y dejan huella. Al niño que se le dice que es tímido, incluso con buena intención para justificarlo, le hacemos creer que eso en parte de él mismo y se lo terminará creyendo. Nada de etiquetas con las personas, sea cual sea su edad, por favor.
Hay maneras de lograr que un niño arisco se abra y se sienta cómodo. Con respeto, acercarnos a las personas de la familia con las que no tiene confianza, pedirles que no se lancen sobre él y que le hablen con amabilidad. Jugar todos juntos, para que vaya teniendo más confianza.
El cariño de estos niños es especialmente apreciable, se gana, es sincero y es natural. Pero hay que cimentarlo en el tiempo y la confianza mutua, no imponerlo ni robarlo. Me gustan los niños ariscos, que te quieren porque les gustas de verdad y se atreven a dar la espalda a quien no los trata bien.
En Bebés y más | Cada niño es diferente (I) , (II)