Confieso que me gusta Instagram y ver fotos de habitaciones de estilo Montessori totalmente idílicas en las que parece que los niños juegan sin apenas desordenar. Sin embargo, debemos saber que esta es una filosofía de crianza que va mucho más allá de muebles y juguetes, y que hay que contemplar muchas más cosas si queremos crear un ambiente Montessori para nuestros hijos, en casa o fuera de ella.
Montessori no es sinónimo de comprar juguetes de madera
Lo primero que debemos tener en cuenta es que Montessori es un método que se basa en tres pilares fundamentales y va muchísimo más allá de un estilo de camas, juguetes y decoración:
- Cada niño es un individuo único, con su propia capacidad y ritmo para aprender, jugar, explorar o socializar, pero independientemente de eso, todos necesitan libertad, autonomía y confianza para desarrollar su potencial.
- El niño necesita de un adulto que lo acompañe de forma respetuosa, es decir, sin interferir en su aprendizaje y siendo consciente de todas las etapas que atraviesan.
- El niño necesita un ambiente preparado, rico en estímulos, materiales y experiencias de vida que acompañen sus necesidades de auto construcción.
Cómo aplicar la filosofía Montessori en nuestra vida diaria
Disfruta del tiempo en el que ejerces de guía
Aunque la metodología de María Montessori recomienda no interferir en el juego de los niños, creo que actualmente sucede todo lo contrario porque pasamos poco tiempo con ellos y jugamos aún menos. Es importante encontrar ese equilibrio en el que servimos de guía, interactuamos y a la vez disfrutamos del juego con ellos. Esa retroalimentación es fundamental.
No compres más juguetes, sino dale una vuelta a lo que tienes en casa
No hace falta que gastes dinero en juguetes nuevos: basta con adaptar lo que tienes para que el niño pueda experimentar con objetos más simples de una forma organizada (tapones de plástico, vasos de yogur, utensilios de cocina, cajas de cartón de distintos tamaños...), para dar rienda suelta a su creatividad. Muchas veces los mejores juguetes y los que más les entretiene, son aquellos que improvisamos.
Haz una limpieza de juguetes
Muchos niños están sobreestimulados por la cantidad de juguetes que tienen y puede que no lleguen ni siquiera a apreciar todo lo que tienen. Dona los que ya no utilicen, tira todo aquello que esté roto y guarda una parte para poder rotar. Un ambiente más despejado es un sitio que invita a crear.
Crea distintos espacios en los que pueda jugar
La organización del espacio es importante para que el niño pueda organizar mejor sus ideas y pueda elegir las actividades o juegos que quiere realizar. Por ejemplo, en su habitación puedes dedicar una mesa para jugar y pintar, dedicar algún rincón a la lectura (con libros que estén a la mano), dedicar un espacio en el salón para guardar los juegos de mesa (y que ese sea el sitio para compartirlos en familia), y algún sitio en la cocina para cuando le apetezca ayudarnos.
Convierte las tareas de casa en un juego
Fomentar la autonomía es una parte fundamental de la metodología Montessori porque es una gran forma de aprender y de fortalecer su autoestima. La clave está en que compartir las tareas no tiene por qué ser algo aburrido sino todo lo contrario: puedes plantearlo como un juego dependiendo de la edad del niño.
Fomenta las actividades al aire libre
Crecer en contacto con la naturaleza, disfrutar del campo mientras hacen hacen fotos de cosas curiosas, observar con una lupa o a hacer "fotos mentales" para luego plasmar en un dibujo, son actividades muy enriquecedoras para estimular la curiosidad de los niños. A veces los mejores "juguetes" no se compran, solo hay que salir a buscarlos.
No te obsesiones con el orden
Es verdad que esas imágenes que vemos en internet de todo organizado por colores y en cajas, muy buen puesto dentro de una casa inmaculada es muy agradable de ver. Sin embargo las habitaciones infantiles que se viven realmente, no lucen así: puede que después de tirarte horas arreglándolo todo, en un par de días luzca de una forma completamente distinta. Ten en cuenta que el entender que es bueno que cada cosa tenga un sitio, es un proceso que toma tiempo y que necesita de paciencia por parte nuestra.