Como bien dice mi compañera Elda, las manos de mi bebé se han convertido en su primer juguete.
A punto de cumplir los cuatro meses (¡ya!) ha encontrado en sus propias manos su mejor diversión.
Se pasa largos ratos entretenida con sus pequeñas manitas. Se mete un dedo en la boca, la mano entera, mira una mano, la otra, las junta, las vuelve a meter en la boca. Y así.
Cada vez que se le cruza una mano por su campo visual queda como hipnotizada mirándola.
Está en plena etapa de aprendizaje de la coordinación entre la vista y las manos. O sea, ver algo y cogerlo, o intentar alcanzarlo con las manos.
Por eso, cuanto más mira un bebé más ganas tendrá de alcanzarlo todo con las manos.
Cuando se aburre de jugar sólo con sus manos, cuelgo muñequitos y sonajeros de su gimnasio para que intente cogerlos, que aunque todavía no los agarra, sí los manotea produciendo sonidos.
Además de ser entretenidas también ha descubierto que sus manos la consuelan. Cuando no tiene su chupete a mano se queda dormida chupando sus manos.
Incluso ha encontrado en el chupete otra forma de diversión. Cogerlo e intentar llevárselo a la boca es un ejercicio complicado que todavía no domina con destreza. Pero con tanta práctica, pronto me sorprenderá.
También tiene gran afición por las pataditas. He acertado con el regalo de navidad de un piano pataditas al que hace sonar todo el día.
Todavía le falta mucha práctica, pero ya ha descubierto lo útiles que pueden ser sus manos y lo calentito que es apretarlas con las de mamá.
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