Como se ha podido apreciar con el trastorno específico del lenguaje, en la logopedia nos encontramos con multitud de confusiones terminológicas. Y la disfasia no iba a ser diferente.
No obstante, el poner una etiqueta a un niño en particular no debe suponer una gran preocupación, ya que cada uno es diferente, y el tratamiento ha de ser en consecuencia, es decir, individualizado. Aunque si es verdad que, entre profesionales, es necesario tener un término útil al compartir experiencias y establecer una primera toma de contacto.
Hoy hablaremos pues de la disfasia: definición y rasgos de diferencia, etiología, síntomas, evaluación, intervención y pronóstico.
Definición y rasgos de diferencia de la disfasia
Al no existir etiología conocida o síntomas definidos, no queda más remedio que hacer una definición por exclusión, es decir, por lo que no es, señalando sus límites con otros trastornos del lenguaje conocidos.
Por ello, los principales rasgos de diferenciación de la disfasia son:
- Importancia del retraso en la aparición del primer lenguaje: la aparición de las primeras palabras tras los tres años, de las primeras combinaciones de palabras tras los cuatro años y la persistencia de un lenguaje esquemático más allá de los seis años, indican una gravedad que sitúa al niño muy lejos del retraso del lenguaje.
- Anomalías en el desarrollo de las distintas etapas del lenguaje: aparecen palabras complejas, adecuadas para su edad, coincidiendo con la ausencia de palabras más sencillas que corresponden a edades tempranas (por ejemplo, conoce la palabra cirujano, pero no médico o doctor), así como cierta simplificación de la frase y omisión de determinantes, artículos... (agramatismo).
- Existen problemas de comprensión y expresión
- Existencia de trastornos asociados: dificultades de atención, retraso psicomotor...
- Lenta evolución
En realidad, todo depende de cada niño; en algunos, las dificultades lingüísticas son las predominantes; en otros, no son más que uno de los varios desórdenes que afectan al niño.
Causas de la disfasia
No existe una causa unívoca de los trastornos generalizados en el cuadro de disfasia, si bien se habla de posibles aspectos relacionales y ambientales, factores constitucionales de base (daño cerebral), posible origen genético...
Síntomas de la disfasia
Desde siempre ha sido muy difícil llegar a un modelo claro que describa los distintos síntomas en alteraciones graves del desarrollo del lenguaje. Esto se debe a que se producen a lo largo del proceso evolutivo y van cambiando de aspecto a lo largo de los años; además, dependen del nivel de las aptitudes del niño, así como de la calidad de las interacciones familiares.
Por eso, se han sugerido diferentes intentos de clasificación para permitir una descripción de síntomas más precisa. Por ejemplo, podemos distinguir niños que hablan mucho con ideas pertinentes, niños que hablan mucho pero que tienen dificultades para adaptarse al contexto, niños que hablan poco pero con información pertinente y, finalmente, niños que hablan poco y cuyo lenguaje es poco operativo.
También se han propuesto varias características descriptivas que se pueden aplicar al lenguaje del niño, independientes de la posible causa que origina las dificultades lingüísticas:
- no entender el lenguaje aunque sí puede comunicarse con gestos naturales, siendo su expresión nula o casi nula, incluso en repetición.
- presentar grandes dificultades en la organización articulatoria de sonidos y palabras; sus enunciados se limitan a una o dos palabras, de dificil inteligibilidad, sin mejorar en repetición. En su límite extremo, el niño puede llegar a ser mudo.
- puede existir cierta facilidad de producción, pero con muy poca claridad e inteligibilidad. Hay una mejoría notable de la calidad de articulación de sonidos en repetición de sílabas o palabras cortas.
- la comprensión es mejor que la expresión, aunque existen dificultades para entender cuando el enunciado es largo, incluye estructuras complejas, es ambiguo, está descontextualizado o se emite con rapidez. Además, en expresión, hay dificultades al articular los sonidos, fluidez, aprendizaje y uso de nexos.
- hay grandes problemas de articulación de palabras, siendo la comprensión de las mismas normal o casi normal (no así la de frases). Hay muchas muletillas, interrupciones, equivocaciones..., así como dificultades para mantener el orden secuencial de la oración.
- se puede presentar un desarrollo inicial del lenguaje dentro de los límites más o menos normales y no presentar problemas de habla, o sólo ligeras dificultades. Sus oraciones tambien están bien estructuradas. No obstante, presentan dificultades en la comprensión, destacando la falta de adaptación de su lenguaje al entorno (la coherencia del tema del que se habla es inestable, pueden existir repeticiones de palabras e incluso de oraciones...)
Estos aspectos no son una clasificiación típica de la disfasia, sino posibles formas que pueden presentar las alteraciones graves del desarrollo del lenguaje.
En lo referido a los síntomas que no son lingüísticos, hay que señalar que algunos casos de disfasia se sitúan dentro de un cuadro de deficiencia mental, aunque su importancia no permite justificar la ausencia del lenguaje o las tremendas dificultades de aprendizaje del mismo.
Se observan con frecuencia problemas o alteraciones en la discriminación de sonidos, en la memoria, en la atención, en las actividades de motricidad fina (realizar trazos con un lápiz en caminos, colorear dibujos, abrochar botones...), alteraciones en el esquema corporal y dominancia lateral (diestro o zurdo) y en la percepción visoespacial; las alteraciones de conducta social y reacciones emocionales parecen depender más del entorno que de los síntomas.
Intervención en la disfasia
Lo más importante es identificar los procesos más alterados y también los que mejor se han desarrollado para construir el mejor tratamiento individualizado para cada caso en particular.
Más que intentar corregir defectos o eliminar barreras, los programas deben adaptarse a cada caso peculiar de aprendizaje que estas perturbaciones definen.
Es imporante facilitar el acceso al lenguaje por parte del niño mediante situaciones privilegiadas de comunicación (como las sesiones individualizadas de logopedia), en las cuales pueda recibir con claridad los elementos lingüísticos que su dificultad no le permite extraer de la estimulación normal del entorno. También se deben tener en cuenta los síntomas no verbales y así reconstruir las bases de la adquisición del lenguaje y sus primeras etapas.
Los sistemas de comunicación alternativa y aumentativa se usan cada vez más, no como último recurso frente al fracaso de otras estrategias de intervención sino de forma precoz cuando existe un alto riesgo de ausencia o casi ausencia del desarrollo del lenguaje oral, ya que no sólo permiten una comunicación alternativa, sino que favorecen la aparición o mejoría del lenguaje oral.
Conclusión
La disfasia es un trastorno compuesto por numerosos déficits no lingüísticos asociados a los trastornos del lenguaje, si bien no se sabe si como causa, consecuencia o diferentes manifestaciones de un mismo problema original o de la combinación de varios trastornos.
Por ello, una intervención debe iniciarse a través de una relación de un terapeuta, un niño y una familia. Se intentará hacer una estimulación global que atienda los trastornos lingüísticos, psicomotores, cognitivos y/o sociales.
Aunque existen muchas evoluciones posibles, hay que ser conscientes que la disfasia constituye un grupo de trastrnos graves cuya recuperación es larga. No obstante, el diagnóstico diferencial es difícil de establecer antes de los 6 ó 7 años, pero la importancia del problema y sus consecuencias aconsejan una intervención a partir de los 3 años si es posible.
Lo importante es evitar que posibles casos de disfasia pierdan años importantes o reciban tratamientos inadecuados, ya que se les han asimilado otro tipo de trastorno.
Foto | koocbor en Flickr En Bebés y más | Las fases de la adquisición del lenguaje