“Menuda tontería e irresponsabilidad”, pensé cuándo leí a Francesco Tonucci diciendo que “los niños deben ir solos a la escuela a los seis años”. Sin embargo quise darle una oportunidad a sus declaraciones porque tras el irreal titular utilizado en la entrevista comentada hace unos días de Eulàlia Torras pensé que podría tratarse de un caso similar. No me equivoqué demasiado.
Francesco Tonucci es un psicopedagogo italiano de prestigio conocido, entre otras cosas, por llevar a cabo en Fano, su pueblo natal, el proyecto “Ciudad de los Niños” en 1991, que después se ha extendido a otras ciudades del mundo.
Con semejante experiencia a sus espaldas es fácil adivinar por dónde va cuando dice que un niño de seis años tiene que andar sólo por la calle. No es que deba, verbo imperativo, es que debería poder.
Les hemos quitado autonomía a los niños
Tonucci comenta que los niños han perdido, con el tiempo, mucha autonomía. En nuestra infancia teníamos mucha más libertad que ahora ya que no siempre había un adulto que controlara nuestro tiempo.
Podíamos jugar libremente y podíamos asumir riesgos que ahora son impensables para un niño, básicamente porque siempre está con sus padres, con un maestro o con un tutor en las actividades extraescolares:
No hablo de peligro grave, sino de la satisfacción de ponerse pruebas, de que algo que no conseguí ayer a lo mejor hoy sí. Eso supone satisfacción y frustración, y ambos son esenciales para crecer.
Según comenta, muchos de los males actuales de la juventud se deben a que los niños salen del cascarón tarde, con demasiadas ganas de vivir todo aquello que no han podido hacer bajo la tutela de las personas adultas.
Los adultos dan por sentado que los niños son incapaces de hacer algo por sí mismos y les roban parte de su autonomía con un exceso de protección, coartando la autonomía que ellos piden casi a gritos.
El proyecto Ciudad de los Niños
Una de las propuestas del proyecto “Ciudad de los Niños” es que los niños vayan solos a la escuela con sus compañeros desde los 6 años, sin adultos que los acompañe.
Según comenta Tonucci “es absolutamente posible, se manejan muy bien controlando el tráfico” y explica que los padres suelen alterarse al oír dicha propuesta, porque “tienen la idea de que 'mi hijo es tonto y tengo que protegerlo'”. Luego, cuando se dan cuenta que sus hijos sí son capaces de hacerlo son los primeros maravillados y contentos.
Aboga por escuchar más a los pequeños y tenerlos más en cuenta. Las ciudades, antaño espaciosas, se han transformado en mares grises de asfalto, pensadas para los coches pero no para las personas ni para los niños.
Ayer vivíamos en la calle. Hoy casi huimos de ella. Ayer era nuestra compañera de juego, hoy es sólo un medio para llegar a alguna parte.
Los adultos a ojos de un niño
El mundo de los niños y el de los adultos se ha separado. Antiguamente los adultos pasaban poco tiempo con los hijos, pero estaban presentes "en las reglas y las normas que nosotros interiorizábamos".
Ahora siguen ausentes, pero las normas han desaparecido en muchos casos “y los niños no tienen reglas ni autocontrol, no desarrollan instrumentos de vida”.
Conclusión
Tras leer la entrevista y conocer un poco más a Francesco Tonucci, me atrevo a afirmar que la frase correcta para un titular es: Los niños deberían poder ir solos a la escuela si quisieran.
El problema es que, bajo mi punto de vista, no pueden. El mundo no está pensado para ellos. Cada vez hay menos zonas verdes, cada vez más peligros y la sensación de inseguridad ciudadana es importante. Por eso existen personas como Tonucci, que luchan para que las ciudades trabajen para declararse "Ciudad de los Niños". Por eso lucha por hacer del mundo un lugar mejor para que los niños puedan crecer y desarrollarse en libertad, empapándose de la vida y de la sociedad desde su punto de vista y no desde el del adulto, con menos control, con más capacidad para equivocarse y aprender de los errores.
El toque de atención es generalizado: “El mundo que dejamos a nuestros hijos es peor que el que recibimos y es muy grave”.
Yo opino como todos los padres que al leer este artículo pensarán: ¿Seis años? ¿Solos? Sin embargo coincido plenamente con Francesco Tonucci en que deberíamos luchar entre todos por hacer un sitio en nuestra sociedad para que los niños crezcan con más autonomía, más juego y menos control. Los niños deberían poder jugar en la calle como hicimos nosotros.
Vía | El Correo Digital Fotos | Flickr (Pink Sherbet Photography), El Correo Digital En Bebés y más | Ciudades amigas de los niños, Cómo fomentar su autonomía, Nuevas zonas de juegos en pueblos y ciudades