Kristina Pimenova y el dilema de los niños famosos
Hace unos días hablamos de Kristina Pimenova, la que es considerada por muchos la niña más guapa del mundo, por la exposición que sus padres hacen de su vida y porque algunas de las fotos que cuelgan de ella parecen denotar una sexualización y adultización que la aleja de lo que realmente es: una niña de 9 años.
Estos días vuelve a ser noticia porque ayer iba a desfilar en la pasarela 080 Barcelona Fashion para la marca de calcetines, leotardos y ropa Cóndor y, pese a que al final no lo hizo por un problema burocrático, su sola presencia da para retomar de nuevo el dilema de los niños famosos: ¿Está bien que hagan lo que les gusta? ¿Si cobran, es un trabajo? Si es un trabajo, ¿debería permitirse? ¿Podrían haber explotación infantil por parte de los padres?
Su presencia despierta interés
La niña no pudo desfilar porque faltaba uno de los permisos y esto fue noticia en los medios ayer porque ya es una niña famosa. Si cualquier otro niño hubiera tenido que ver la pasarela sentado, seguro que no se habría hablado de ello y no creo que yo estuviera escribiendo sobre ello. Pero la niña ya es conocida y el hecho de que estuviera en los pasillos de la pasarela ya hacía que hubiera un interés especial.
Desde Cóndor, según cuentan en El País, explican que la contratación de los modelos es obra de la organización del 080 y que este año vieron la posibilidad de contratar a la modelo rusa, y lo llevaron a cabo.
Al ver que su no presencia finalmente fue noticia, responsables de la marca defendieron que sí desfilaron otros 22 niños, que son también los más guapos del mundo y que todos lo pasaron bien. Además, añadieron que solo es un juego, que dura 10 minutos, que los niños son tratados como niños y que normalmente todos cobran lo mismo.
El caso de Pimenova es un poco distinto
Kristina Pimenova es rusa, así que no llegó a Barcelona desde el pueblo de al lado. Vamos, que aunque hubiera desfilado 10 minutos, ha tenido que viajar desde su país y eso supone unas cuantas horas desde que sales de casa hasta que vuelves a entrar en ella. En referencia al caché, es cierto que todos cobran lo mismo, todos, excepto las figuras ya conocidas, como es el caso de esta niña, que cobra más.
Al cobrar más, ¿sigue siendo un juego? ¿Lo importante es que cobren o que se lo pasen bien? ¿Lo haría gratis? Es muy difícil posicionarse en un tema como este porque es un tema muy delicado. Estamos hablando de niños, de niños que hacen algo y cobran por ello. ¿Eso es un trabajo? Porque si un niño desfila 10 minutos de vez en cuando, aunque cobre, hablamos de niños que tienen su vida de niños y esto lo hacen solo para pasarlo bien, pero si hablamos de una niña que viaja a diferentes países porque es contratada por las pasarelas y tiene ya un caché determinado, quizás estamos hablando ya de "trabajo infantil".
Pero, ¿acaso no trabajan los niños en las series o los jóvenes talentos del deporte?
Sí, así es. Sean más guapos o menos guapos, hay niños con otros talentos que también destacan y que, por ello, acaban generando mercado, demanda y beneficios. Acaban, también, trabajando. ¿Hay que evitarlo o prohibirlo? No, yo creo que no, porque hay niños que disfrutan con ello. Hay niños, maestros del balón, que son fichados desde bien pequeños por grandes equipos por hacer lo que más desean en la vida, chutar una pelota. ¿Acaso deberíamos decirles que dejen de hacerlo? ¿O deberíamos rechazar la posibilidad de jugar en un gran equipo? Y en el caso de los niños actores o cantantes, ¿debemos decirles que no si es lo que les gusta y si es una oportunidad de, quizás, dedicarse por siempre a eso?
Lo importante es permitirles seguir siendo niños
Si un niño tiene un talento y le gusta hacer uso de él, si se divierte, si es lo que le gusta, debe poder hacer uso de él. Si coincide que es un talento remunerado, entonces hay que velar por que los padres no hagan una explotación de ese talento (los padres o el entorno directo) y que puedan seguir siendo niños. Que hagan lo que hacen, pero que jueguen, que estudien, que puedan, en la medida de lo posible, llevar una vida con muchos otros inputs además de los que tienen que ver con su talento.
Ahora me diréis que hay disciplinas, como la gimnasia o algunos deportes, que requieren de muchas horas y que a veces no son compatibles con otras cosas. ¿Entonces son los niños los que desean destinar todas esas horas o los padres o entrenadores los que les hacen entrenar tanto? Porque lo último que tiene que estar un niño es presionado para hacerlo mejor. Tiene que pasarlo bien y, si destaca, él mismo debe encontrar la motivación para seguir adelante o no porque, ¿y si fracasa? Lo habitual es que sean muy pocos los elegidos que llegan a la fama o al éxito y muchos los que dedican su infancia a algo y no logran el reconocimiento esperado, y esto puede ser un golpe muy duro. Muchos adultos que pasaron su niñez dedicada a un posible futuro de éxito acaban por echar de menos la infancia que no tuvieron, porque el futuro no ha supuesto lo que creían que iba a ser. Muchos, incluso, acaban con serios problemas psicológicos por no saber muy bien qué hacer en el momento en que dejan de hacer lo que siempre han hecho.
Seguro que muchos conoceréis el caso de Yago Lamela, un saltador de los importantes, de los mejores que nuestro país ha visto, que cuando se retiró no encontró el norte. Toda su vida dedicada al deporte, al entrenamiento y a tratar de lograr un salto cada vez más largo, fue tal su pasión y dedicación que al dejar el deporte se sintió tan vacío que le costó mucho encontrar una motivación para seguir adelante. Y él vivió las mieles del éxito, pero otros no. Por eso es tan importante que desde bien pequeños, a pesar de que tengan un talento, puedan sentirse libres siempre de seguir adelante o de dejarlo, y que se les impulse incluso a hacer otras cosas, en vez de centrarnos solo en "explotar" su capacidad.
Pimenova y sus fotos diarias
Por eso me rechina cuando veo que los padres de la modelo rusa cuelgan fotos de la niña a diario, porque exponen su vida todos los días y da la sensación de que buscan la fama que está consiguiendo. Vamos, que son más los padres los que trabajan para que la niña aumente su fama, su éxito y el caché que la propia niña (ojalá me equivoque y no haya ningún tipo de explotación en ese sentido). Además, como ya dijera en el otro post, algunas fotos sexualizan y adultizan demasiado a la niña, y son totalmente prescindibles.
¿Quién vela por estos niños?
No sé si es el caso, pero sí existen situaciones en que son los padres los que buscan ansiadamente la fama de sus hijos. Los apuntan a varias agencias y los tienen haciendo castings todas las semanas. Desde las agencias de modelos explican que esto es un error, precisamente, porque el hobby se acaba convirtiendo en trabajo y porque un niño no tendría que estar llamando a todas las puertas por deseo de los padres. Lo recomendable en este sentido es que estén en una agencia o como mucho dos, y que sean estas (una o) dos agencias las que vayan ofreciendo al niño según los requerimientos de los clientes. Si tiene talento, o gusta, tendrá más oportunidades. Si no, pues no.
Pero si los padres llegan a poder ofrecer a los niños a varias agencias y logran apuntarlos a tantos castings, ¿quién vela por ellos? En otros países hay normativas al respecto y los niños tienen que poder descansar varias horas entre un trabajo y otro, o tienen un límite por sesión, porque tienen que ir al colegio. Pero ¿y el dinero? En principio el dinero debería ir a la niña, pero siempre hay alguna cláusula que dice que los padres podrán hacer uso de él si es necesario para subsistir, y por ahí debe haber unas grietas importantes. Vamos, que mientras los padres puedan tener cierto control sobre el dinero que gana un niño, o en este caso, Kristina, los casos de explotación pueden seguir dándose. Y si no lo pueden tocar porque es un dinero que ni siquiera la niña podrá tocar hasta los 18 años, como sucede en algunos sitios, los padres bien pueden decir aquello de "esto que recibes es por todo lo que luchamos por ti cuando eras pequeña, cariño" y reclamar su parte con todo "el amor del mundo".
Vuestras opiniones
¿Cómo lo veis? Es un tema con muchos matices, porque se junta el talento del niño, la diversión que le ofrece ese talento y, por detrás, en la sombra, el beneficio económico que conlleva. Yo, por mi parte, repito: mientras sea cosa del niño y pueda seguir siendo niño, me parece estupendo. Cuando ya es cosa de los padres, que entran a controlar el tema de manera intensa para lograr más ofertas de trabajo o presionando al niño para desarrollar aún más su talento, el tema empieza a pervertirse y el riesgo para la felicidad futura del niño es evidente.
Fotos | Instagram de Kristina Pimenova, Thinkstock
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