¿Estás embarazada, tal vez en las últimas semanas, y se te ha dado por poner la casa patas arriba? Tranquila, es el síndrome del nido o instinto del nido, un impulso irrefrenable de poner la casa en orden para la llegada del bebé.
He visto mujeres hacer cosas insólitas con barrigas enormes como ponerse a pulir el suelo de la casa o subirse a escaleras para limpiar techos, otras en cambio realizan tareas más normales como lavar la ropa, ordenar armarios, pintar y decorar la habitación del bebé.
Su nombre no es casualidad. El síndrome del nido es una analogía a la preparación del nido que hacen las aves para poner los huevos y empollar a sus crías. Una sensación de que tiene que estar todo perfecto para recibir al nuevo miembro de la familia.
Una ráfaga de energía
Aunque es posible que aparezca antes, suele darse en el último trimestre de embarazo, precisamente cuando la barriga ya tiene un tamaño y peso considerables, por tanto hay que tener precaución en cuanto a las tareas que vayas a realizar, que no sean demasiado exigentes para tu estado.
Evita realizar movimientos bruscos, levantar objetos demasiado pesados, o encaramarte a techos y escaleras, ya que podrías perder el equilibrio y hacerte daño. No es momento para lesiones. Tampoco te sobreexijas con tareas que te hagan sentir fatigada o que supongan un esfuerzo exagerado.
Es muy probable que el síndrome del nido tenga una explicación fisiológica. Una reacción hormonal en las últimas semanas provoca que la futura mamá se sienta poseída por un aumento de energía, el cual cada una canaliza de diferentes maneras, algunas con tareas más tranquilas como preparar el bolso para el hospital, y otras con tareas algo más ambiciosas.
Lo cierto es que esa ráfaga de energía es una señal de que el parto se aproxima, tal vez unida a la ansiedad de la cercanía del nacimiento del bebé. Esta conducta de necesidad de orden y limpieza ayuda a canalizarla y a tranquilizar a la madre de cara al parto.
Por su parte, la hiperactividad que se experimenta es una inyección de vitalidad que prepara al cuerpo para afrontar el esfuerzo físico que requiere el parto.
Si se te ha dado por poner la casa patas arriba, mi consejo es que te dejes llevar por el instinto, pero siempre con sentido común. Es importante que llegues al parto descansada, y no que hayas estado limpiando cristales la noche anterior. Al fin y al cabo, el bebé no verá el brillo de los cristales y lo único que conseguirás es estar agotada.
Cómo saber si has sido poseída por el síndrome del nido
¿Necesitas tenerlo todo ordenarlo, aún cuando antes eras desordenada?, ¿se te ha dado precisamente ahora por empapelar el salón?, ¿has decidido cambiar el color de las paredes de la habitación que no te convencían?, ¿no puedes dormir pensando en que tienes que limpiar las cortinas? ¿Precisamente ahora tenías que hacer el fondo de los armarios de la cocina? Pues no cabe duda, tienes todos los síntomas.
Procura dejar todo en orden para la llegada del bebé si eso te deja más tranquila, pero no te obsesiones. Prioriza lo que es importante y pide ayuda con las tareas domésticas si es necesario, pero dedica las últimas semanas a cuidarte y a prepárate conscientemente para el parto.
Yo he sido moderada, no he pasado de empapelar y organizar armarios, aunque a alguna escalera me he subido. Y vosotras, ¿qué locuras habéis hecho poseídas por el síndrome del nido?