Benjamín Thomas Gobrecht es un bebé sano que vino al mundo por cesárea en el Hospital de la Universidad de Pennsylvania, (Estados Unidos) el pasado mes de noviembre. Hubiera sido un recién nacido más si no fuera porque fue una auténtica alegría médica para su madre.
Jennifer Gobrecht, de 33 años, nació sin útero y pensó que nunca podría tener hijos. Hace dos años recibió un trasplante de útero de una donante fallecida y ahora coge feliz a su bebé.
Un revolucionario trasplante
Fue en diciembre de 2018 cuando la ciencia volvió a sorprendernos: nacía el primer bebé del mundo tras el trasplante de útero de una mujer fallecida. Era en Brasil.
Unos meses después nacía el primer bebé gracias a este revolucionario trasplante en Estados Unidos. Y ahora, de nuevo hablamos de esta técnica revolucionaria, porque consigue lo que hace unos años era prácticamente impensable.
Por eso, el personal médico del Hospital de la Universidad de Pennsylvania, que hizo posible lo imposible, presumía de su hazaña en las redes sociales.
The birth of Benjamin Thomas Gobrecht @PennMedicine defied both expectation and imagination: his mother, 33-year-old Jennifer Gobrecht, was born without a uterus. Ben became the 2nd baby in the U.S. to be born following a deceased donor uterus transplant. https://t.co/4PLBD4eQSx pic.twitter.com/EvLuao6Owh
— Penn Medicine (@PennMedicine) 9 de enero de 2020
También feliz y muy satisfecha se siente la mamá, quien explica que:
"El nacimiento de Benjamin significa mucho, no solo para mí y para Drew (mi marido), sino por la esperanza para muchas parejas a que lo intenten porque nosotros lo hicimos y aquí está él".
Jennifer explica que "uno de los días más duros de mi vida fue cuando con 17 años comprendió que nunca gestaría a mi propio hijo".
Asegura que aunque tanto ella como su marido siempre habían querido tener niños, las opciones eran tan limitadas que llegaron a pesar que tal vez eso nunca fuera posible.
Pero se equivocaron y "ahora aquí estamos, a pesar de todo, sosteniendo a nuestro bebé. Benjamin es un milagro perfecto, gracias a un equipo verdaderamente increíble de médicos y enfermeras y al donante desinteresado que hizo que mi sueño de ser madre se hiciera realidad".
Declara la feliz madre que cuando se inscribió en el ensayo que ha hecho posible su maternidad "esperaba que nos ayudara a formar una familia, pero también quería ayudar a los demás".
Un largo camino con final feliz
Jennifer nació con una enfermedad congénita llamada síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), que significa que tiene ovarios funcionales pero no tiene un útero completamente formado. El MRKH afecta aproximadamente a 1 de cada 4.500 mujeres, y hace imposible que las mujeres se queden embarazadas o tengan un hijo.
Kathleen O'Neill, profesora asistente de Obstetricia y Ginecología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania explica que:
"para las mujeres con infertilidad por probelmas uterinos, el trasplante de útero es potencialmente un nuevo camino hacia la paternidad, y es la única opción que permite a estas mujeres llevar y dar a luz a sus bebés".
Como Jennifer asegura se presentó voluntaria al ensayo de la Universidad de Filadelfia y fue escogida entre miles de candidatas.
Se sometió a una intervención que duró más de 10 horas, en la que el útero de una mujer fallecida fue colocado en la zona pélvica y se conectaron todos los vasos sanguíneos del órgano donado a los de Jennifer. Tras el trasplante pudo menstruar por primera vez a los 31 años.
Un vídeo explicativo de la Universidad de Pennsylvania, cuenta el periplo de estos padres para lograr tener a Benjamin.
Jennifer tuvo que tomar medicamentos después del trasplante para reducir el riesgo de que su cuerpo rechazara el órgano y seis meses después de la cirugía de trasplante los médicos transfirieron directamente un embrión fecundado a su útero.
En noviembre nacía su hijo, el primer bebé gestado en un útero trasplantado en el Hospital de la Universidad de Pennsylvania, un hito para el equipo médico implicado:
"La mayoría de los otros programas alrededor del mundo se han enfocado en el trasplante exclusivamente de donantes vivos y, hasta la fecha, se han realizado aproximadamente 70 trasplantes de útero en todo el mundo".
Sin embargo, este ensayo es uno de los pocos que explora la donación de donantes vivas y fallecidas, un enfoque que aumenta potencialmente el número de órganos disponibles para la donación.
Vía | Penn Hospital
Fotos | Captura vídeo del Hospital de la Universidad de Pennsylvania
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