Matemáticas para niños pequeños. Conceptos básicos

Matemáticas para niños pequeños. Conceptos básicos
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Muchos de nosotros hemos aprendido matemáticas de manera memorística, sin interiorizar realmente los conceptos ni entender vivencialmente los principios de esta ciencia. Y luego llegan las dificultades. Vamos a ver algunos conceptos básicos sobre como introducir a los niños pequeños en las matemáticas.

Los niños están capacitados para, desde muy pequeños, entrar en el mundo fascinante de los números y las relaciones matemáticas, pero si aprenden de forma forzada y aprenden de memoria los números y las operaciones más sencillas tendrán problemas posteriormente para desarrollar los conceptos por muy bien que sean capaces de realizar los primeros problemas.

En cambio, si sentamos las bases de un aprendizaje natural, unido a la experiencia vital, podrán disponer de las herramientas de pensamiento que luego serán imprescindibles para comprender los conceptos matemáticos más complejos. Es muy importante que los bebés y los niños pequeños desarrollen la memoria visual y auditiva pero también es igualmente imprescindible la comprensión conceptual.

El mejor medio para ayudarles a conseguirlo es presentar las matemáticas como una secuencia progresiva de conceptos que puedan ir asimilando, sobre todo a través del juego creativo. Los números y las relaciones están por todos sitios y se asientan sobre ideas como el espacio, el tiempo, la posición o el tamaño.

Una vez los pequeños han interiorizado un concepto y son capaces de usarlo de forma no guiada irán sumando pasos en su comprensión del mundo que les rodea. Nuestro papel será el de facilitadores de materiales y espacios, no de profesores que determinen el modo en el que deben relacionarse con los objetos. No empezaremos señalando si algo están bien y mal. Sin fichas, sin caritas tristes y por supuesto, en libertad de movimiento.

Tendríamos que basar el juego de aprendizaje matemático en cinco pilares básicos. Primero, el aprendizaje será secuencial, es decir, primero lo simple y después aumentar la complejidad. Segundo, seremos observadores activos pero no entrenadores, entendiendo que el verdadero aprendizaje será experimental. Tercero, usaremos objetos que para los niños tengan significado y usen en su vida diaria con ilusión antes que cosas que les sean ajenas. Cuarto, el juego será fundamentalmente táctil y físico, dejando que las ideas nazcan de la experiencia real. Y quinto, debemos ser coherentes usando expresiones y palabras que supongan una base para lo que posteriormente se aprenderá.

Cuando hablamos de secuencia progresiva quiero decir que, por ejemplo, no tiene sentido empezar con los números y las cantidades. Primero dejaremos al niño en relación libre con objetos que tengan semejanzas y diferencias entre ellos. El niño irá descubriéndolas por si mismo, sin prisas ni explicaciones. Cuando constantemos que aprecian dichas semejanzas y diferencias introduciremos juegos que faciliten la clasificación y ellos mismos buscarán modos de ir ordenando por cualidades. Solamente entonces, cuando los niños agrupen objetos por cualidades podremos introducir ideas como la cantidad diferente de los objetos de cada grupo.

Disponer de un espacio de juego adaptado a sus necesidades es importante. Es posible prepararlo en la propia casa y, aunque el ejemplo que muestro es un lugar ideal, podemos organizar su espacio con mayor simplicidad. Es importante que sea seguro, sin objetos peligrosos ni delicados a su alcance y en el que puedan moverse tranquilamente.

En el próximo tema veremos como preparar juegos con materiales diversos para ayudarles a interiorizar las ideas y ejemplos de diferentes juegos creativos que podremos, fácilmente y con materiales cotidianos, proponerles. Una vez vistos estos conceptos básicos sobre el modo en el que funciona el aprendizaje vivencial pasaremos a juegos matemáticos muy simples y divertidos para ellos. Seguro que los vais a disfrutar vosotros también.

Antes de pasar a los siguientes temas creo importante incidir en la importancia de lo vivencial en el aprendizaje, que es quizá la gran asignatura pendiente de nuestro sistema de enseñanza.

Tengo una pequeña amiguita, que acaba de cumplir seis años, que apunta maneras de pensadora crítica y espíritu libre, lo que ya le está dando a su mamá quebraderos de cabeza en el colegio. El ejemplo creo que es muy significativo. Están empezando a enseñarle a sumar. La profesora les entrega una ficha. Todos calladitos y sentados. En la ficha aparecen dos niños y cada uno de ellos tiene cinco caramelos. La profesora les propone que escriban el número de caramelos que tienen los niños en total. La pequeña Andrea le dice: es que a mi no me importa cuantos caramelos tienen si no me voy a poder comer ninguno. La profesora se enfada. La niña no tiene interés y es indisciplinada y contestona. Pero es que Andrea tiene razón, a ella no le importa en absoluto si los niños tienen cinco o diez caramelos. Eso no tiene valor real en su vida.

Volvamos con Andrea. Sus padres ese fin de semana van al campo, a hacer una plantación de pequeños árboles en una zona en repoblación. Han pasado toda la semana preparando los aperos, les ha acompañado al vivero, ha visto que calculaban cuantas personas van a acudir, lo extenso del espacio asignado, quienes tienen instrumentos y la cantidad de cada especie que van a llevar. A Andrea le dan una pequeña pala con la que ayuda a su madre a cavar y colabora ilusionada en colocar los pequeños árbolitos en cada agujero.

Al regresar a casa está agotada, risueña y satisfecha. Cuando va a dormirse abrazá a su madre y le dice pregunta si los árbolitos vivirán. Su mamá le promete que irán a regarlos y a verlos crecer. Andrea le dice que ella ha plantado cinco árboles con papá y cinco con mamá, asi que habrá diez árboles de los que ella será también su mamá. Esto si le importa, lo ha vivido, lo ha tocado y lo ha amado. Y ha sumado sin que nadie le mande hacerlo. Esto no se le va a olvidar.

El ejemplo, real, nos permite reflexionar sobre lo importante que es el aprendizaje creativo, emocional y vivo. Estar obligados a estar sentados, callados y escribiendo en un papel usando los colores que te indican y no otros, repitiendo una y otra vez, hace que cualquiera se aburra y pierda la alegría que supone el descubrir cosas nuevas.

Aunque esto no sea siempre posible es sin duda la mejor manera de que los niños se enseñen a si mismos y nos pidan ayuda para aprender. Con las manos, con los ojos, con los sentidos, no solamente con la cabeza. Por eso nuestras matemáticas para niños pequeños se van a basar en estas premisas, juego y experimentación.

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