Si hace unos días os hablaba de una de mis películas infantiles favoritas, hoy le toca el turno a uno de mis libros infantiles favoritos.
Que los libros son una de mis aficiones favoritas es un secreto a voces entre todas las personas que me conocen, ya sean de temática adulta como de temática infantil. Y son éstos últimos los que me hacen disfrutar junto a los pequeños de las múltiples aventuras que viven sus protagonistas, en gran parte por cómo están escritos.
Es muy difícil seleccionar algún libro de entre toda la oferta literaria dirigida a los más pequeños, pero si hay uno que me ha logrado cautivar desde el primer momento y se ha hecho un hueco, no sólo en mi estantería, sino en mi corazón, es el cuento de “¿A qué sabe la Luna?”, editado en nuestro país por la editorial Kalandraka.
Lo que nos enseña (y no digo les porque creo que todo el mundo siempre aprende algo con los libros infantiles, incluidos los adultos) esta preciosa historia es a darnos cuenta de la importancia de la cooperación para lograr un objetivo común, sin importar cómo es cada uno
Argumento
La historia central de “¿A qué sabe la Luna?” es la siguiente: los animales querían saber a qué sabía la luna, pero por más que lo intentaban no podían descubrirlo porque no eran capaces de alcanzarla aunque se subieran a la montaña más alta del mundo e intentaran tocarla.
No obstante, se dieron cuenta de que formando una torre de animales llegarían a su objetivo. De este modo, la tortuga, el elefante, la jirafa, la cebra, el león, el zorro y el mono se suben unos encima de los otros, pero siguen sin poder saborearla.
Finalmente, un diminuto ratoncito escala la torre de animales y logra coger un trocito de la luna para saborearla. Una vez hecho esto, decide compartir su descubrimiento con todos aquellos que le ayudaron a alcanzar la luna. ¿Queréis saber a qué sabe?. Lo siento, pero no os quiero privar de que lo descubráis por vosotros mismos, además de poder descubrir una curiosa sorpresa final…
La estructura del cuento y los dibujos
Como muchos cuentos tradicionales, la estructura de “¿A qué sabe la luna?” es bastante repetitiva y acumulativa, lo que repercute muy favorablemente en que los pequeños se “enganchen” con la historia y presten mayor atención, además de lograr que la comprensión de la historia también sea más fácil para ellos.
Por otro lado, la forma en la que Michael Grejniec, autor e ilustrador de esta preciosa historia, nos muestra las proezas de estos pequeños animalitos es mágica. Los dibujos se han hecho con acuarela sobre papel maché, logrando que el cuento alcance una sensación casi tridimensional.
Considero que en los cuentos infantiles, las ilustraciones toman un papel muy importante ya que es una forma de introducir más a los pequeños en la historia. Se hacen una idea de cómo son los personajes sobre los que están oyendo cosas. Pueden enseñar a los adultos cosas que para ellos son importantes o incluso ayudan a beneficiar el lenguaje de nuestros hijos.
Para terminar, este cuento nos hace ver no sólo que ayudándonos entre nosotros lograremos alcanzar todo aquello que por nosotros mismos no logramos hacer, sino que también nos plantea el tema de que existen diferentes perspectivas sobre cómo vemos el mundo.
En definitiva, “¿A qué sabe la Luna?” es una de mis lecturas obligatorias a mis pequeños cada cierto tiempo y recomiendo su lectura a todas aquellas madres y padres que quieran disfrutar de un agradable momento en compañía de sus hijos, descubriendo cómo estos simpáticos animalillos logran escalar hasta la mismísima luna.
“¿A qué sabe la Luna?”
Michael Grejniec
36 Pág. 19,5 × 29 cm.
ISBN: 978-84-8464-564-1
Precio: 15 €
Vídeo | Youtube
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