Cuando le das el pecho a tu hijo creas un vínculo afectivo muy estrecho con él, es un momento muy reconfortante para ambos. Sin embargo, también puede conllevar algunas molestias si adoptas una mala postura, sometiendo a los músculos de la espalda y el cuello a una tensión que normalmente acaba en dolor. Esto puede evitarse siguiendo estas sencillas pautas con las que disfrutarás de la lactancia de forma relajada y sintiendo esa conexión con tu pequeño tan especial.
Nunca encorvada y siempre protegiendo la zona lumbar
Amamantar en la cama sentada apoyada en unos cojines resulta cómodo pero no es lo mejor para tu espalda. Desplázate hasta un sillón con brazos que te facilite mantener la columna recta y te ofrezca un buen apoyo de la zona lumbar. También puede ser una silla con reposabrazos.
Coloca un cojín en la base de la espalda para favorecer la curva cóncava natural, es una gran manera de relajar los músculos de la zona lumbar y prevenir el dolor de la parte baja de la espalda. El estrés también puede causar dolor debido a la tensión extra, así que siéntate, relájate y prepárate para sentirte cómoda.
Evita encorvarte, trae al bebé hacia tu pecho y no al revés. Tu tripa y la suya deben estar pegadas, para que no tenga que girar la cabeza. Para que succione de forma adecuada, el labio inferior tiene que estar vuelto hacia abajo, y su nariz y su barbilla tocando el pecho.
Músculos relajados con una almohada de lactancia
Utiliza una almohada grande, densa y con diseño ergonómico, como Boppy de Chicco, para elevar al bebé, así mantienes la columna recta y evitas la tensión de los músculos superiores de la espalda, el cuello, los hombros y los brazos. Con este soporte, atraes al bebé hacia ti sin sentir fatiga muscular, especialmente a medida que pasan las semanas y el peque aumenta de peso.
La almohada Boppy se ajusta a tu posición pero luego vuelve a su forma original gracias al relleno de fibra que es suave pero a la vez firme y estable por su componente elástico exclusivo de microesferas. Esto garantiza la postura adecuada durante la lactancia y la succión correcta.
Su uso, además, permite al chiquitín estar tumbado hacia arriba y también boca abajo, lo que ayuda a reforzar los músculos del cuello y facilitar el gateo. Cuando su espalda sea lo bastante fuerte, también le sirve para sentarse en ella. Es decir, que esta almohada, recomendada por matronas, le acompaña durante todo su desarrollo psicomotor.
Distintas posturas para evitar la fatiga muscular
Para evitar sobrecargar los músculos de la espalda, los hombros y el cuello utiliza diferentes posturas para no tener en tensión siempre las mismas partes del cuerpo. Prueba a darle el pecho a tu peque en posición acostada de lado y sosteniendo tu cabeza con la almohada Boppy y con tu brazo la del peque, que está tumbado a tu lado en paralelo.
La conocida como postura de rugby o fútbol americano consiste en colocar al niño debajo de tu brazo, apoyado en una almohada en la que el peque está tumbado con los pies por detrás de tu espalda. Con el antebrazo sujetas su espalda. Esta postura es perfecta tras dar a luz mediante cesárea.
En la postura de cuna, la clásica de dar el pecho, utilizas el mismo brazo del lado del pecho del que mama el niño para sujetar su cabecita y con la contraria te coges el seno para facilitar la succión. Con el agarre cuna cruzada, los brazos cambian sus papeles: si toca dar el seno izquierdo, utiliza la mano y el brazo izquierdo para agarrar el pecho y con el otro brazo sujetas la espalda del peque, que está tumbado en la almohada.
Estas son las posiciones más habituales para amamantar al bebé sin forzar la espalda, con el tiempo y la experiencia descubrirás cuál se adapta a tus preferencias y te resulta más cómoda.