Sólo es una posibilidad sin confirmar pero la reacción de algunos ultracatólicos a la remota posibilidad de que haya una pareja de mujeres lesbianas en la próxima entrega de “Frozen” ha servido de excusa para lanzar una petición en contra en las redes sociales.
¿Tendrían cabida personajes gays en las películas de Disney?
Un día, un colectivo, un grupo de personas, decide que es buen momento para reclamar visibilidad, para solicitar un espacio, para que los niños que tienen dos madres o dos padres o niños que se sienten rechazados por su tendencia sexual, puedan ver que para Disney son tan normales como todos los demás.
Un día surge un hashtag #GiveElsaAGirlfriend algo así como “Una novia para Elsa” y se hace viral a nivel mundial no sólo entre los distintos colectivos LGTBI sino entre muchos de los usuarios habituales de las redes sociales y muchos de los padres y madres que simplemente van al cine con sus hijos a ver las películas de la factoría Disney y tristemente no sólo un día, las noticias de los sucesos de Orlando lo vuelven a poner de plena actualidad entre miles de personas en todo el mundo.
¿Por qué esa viralidad? Pues quizás por tratarse de una petición con la que se normalizarían muchos comportamientos que deberían ser ya normales en una sociedad moderna, tolerante y democrática o que se tiene por ello.
A partir de ahí la respuesta contraria no se hace esperar aunque la repercusión es mucho menor.
La organización ultracatólica “HazteOir” promovió a principios del mes de mayo una recogida de firmas para que en la segunda parte de “Frozen” no hubiera un personaje con una pareja de su mismo sexo, ya de que fuera Elsa quien tuviera novia ni hablamos, claro.
De hecho esa posibilidad desde esta plataforma la plantean como "un Disney de gays y lesbianas" algo que escapa a la posibilidad de un solo personaje en una sola película que es de lo que desde el hashtag se estaba planteando.
Normalizando situaciones
Y Disney parece que sin embargo sí apuesta más por la normalización, por la integración y por la tolerancia y se decanta de manera tácita por posicionarse más en la línea del colectivo LGTB para que en la película pueda aparecer una pareja de lesbianas con toda la normalidad y tolerancia con la que en este siglo deberían tratarse ya determinadas tendencias.
No se trata tanto de presiones como de normalizar en la gran pantalla la situación de miles de niños en todo el mundo y también en nuestro país que viven felices con sus dos madres o sus dos padres.
Qué mejor manera de apoyarles que viendo que una grandísima fábrica de sueños y de magia como es Disney también cuenta con ellos en sus historias.
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