Ser madre sola puede llegar a ser muy duro a veces
Tener hijos es una experiencia maravillosa, que nos llena de muchos momentos de alegría y amor. Pero también, es algo que pone a prueba muchas cosas en nosotros, como nuestra paciencia, energía y fortaleza.
Si contamos con una red de apoyo, pareja o familiares cercanos, la carga física y mental que conlleva la crianza de los hijos puede aminorarse. Pero cuando estás sola, las cosas no son tan sencillas. Te comparto una reflexión acerca de lo difícil que puede llegar a ser el ser madre sola.
No es ningún secreto que aunque convertirse en madre es algo muy hermoso, también puede ser muy duro. Primero, pasamos por una transformación total de mente y cuerpo, para después ser responsables de un bebé que depende por completo de nosotras.
Y mientras estamos adaptándonos a nuestra nueva rutina con él, al mismo tiempo estamos recuperándonos nosotras mismas de esa gran transformación, reconociendo nuestro nuevo cuerpo y diciéndole adiós a la persona que solíamos ser antes de ser madre.
Después, pasamos por esos primeros años en los que volcamos toda nuestra atención y tiempo al cuidado de nuestros hijos, para asegurarnos que no les haga falta nada, y que su desarrollo se dé de forma saludable y lo mejor posible.
Y con el paso de los días, las semanas, los meses y los años, poco a poco vamos desgastándonos, tratando de mantener en el aire y a salvo todas esas piezas tan importantes y esenciales que estamos malabareando: familia, casa, trabajo, nosotras.
Cuando vivimos en pareja, se comparte la responsabilidad, dividiendo la carga y trabajando en equipo para que todo funcione lo mejor que podamos. Pero cuando estamos solas, sea por el motivo que sea, las cosas no son tan sencillas.
Soledad y falta de apoyo, la realidad de muchas madres que se encuentran solas
Cuando una madre cría en solitario y es la única encargada, la situación puede tornarse muy difícil al recaer todo en una sola persona, aunque es cierto que hay madres solteras o divorciadas que no cuentan con una pareja que les apoye, y a pesar de eso están estupendamente.
Como hemos visto en algunos estudios, el criar sola no influye en el rendimiento académico ni el desarrollo de los hijos, y éstos crecen igual de felices que si lo hicieran en un hogar donde hay dos padres, pero en el caso de algunas madres solas, la presión y el estrés puede llegar a niveles muy agobiantes.
Un ejemplo de esto, es el tema de los gastos familiares, ya que al tener un solo ingreso, los problemas económicos pueden hacerse presentes. Cuando esto sucede, es posible que se sientan desesperadas ante ellos, especialmente cuando tampoco cuentan con un entorno que las apoye.
Pero además de los problemas económicos, también se encuentran con la carga mental y el esfuerzo físico, que pueden ocasionar que suframos de burnout o que incluso se caiga ante alguna depresión. Por ello, es muy importante que recordemos que a pesar de sentirnos solas, no lo estamos.
No todo es malo, pero es importante buscar y dar apoyo
Con todo esto no quiero decir que ser madre sola sea algo terrible o que todo sean cosas negativas, porque la realidad es que aunque pueda ser muy pesado, no todo es cansancio y sacrificio y la maternidad también da momentos diarios de felicidad.
Sin embargo, considero importante destacar dos cosas que podemos hacer para evitar que esto continúe sucediendo. La primera, es que si conocemos a una madre que esté criando sola, nos acerquemos y le hagamos saber que nos preocupa, que no está sola y que puede contar con nosotros.
Y la segunda, y esto lo digo desde mi experiencia como madre divorciada, es que no temamos pedir ayuda como madres. Una madre sola no puede con todo. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero busquemos contar con una red de apoyo, ya sea familia o amigos, para no sentirnos tan solas en esta aventura llamada maternidad.
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