La leche materna es el alimento ideal para los bebés, contiene prebióticos, probióticos, defensas y cientos de sustancias que ninguna otra leche tiene que se adaptan en cada momento a las necesidades del bebé.
Desde hace un tiempo algunas fórmulas para lactantes están incluyendo probióticos entre sus componentes y a raíz de su aparición se han hecho algunos estudios para valorar su eficacia a la hora de prevenir enfermedades.
Un estudio realizado a 201 niños demuestra que aquellos que son alimentados con leche de fórmula a la que se le han añadido probióticos sufren menos episodios de diarrea y éstos tienen una menor duración que los niños que son alimentados con leche de fórmula normal.
A pesar de ello los máximos organismos en salud (ESPGHAN) no recomiendan su uso por el momento en según qué niños (al final de la entrada lo explico).
Para el estudio se dividieron a todos los niños, con una edad comprendída entre los 4 y los 10 meses, en tres grupos aleatorios. Éstos debían haber nacido a término y haber estado tomando leche artificial desde al menos dos semanas antes.
Como aclaración, quiero comentar que los probióticos son microbios vivos que pueden proporcionar ciertos beneficios a nuestro organismo. La mayor parte de ellos son los que se conocen como lactobacilos y bifidobacterias. En este estudio se valoran los resultados con ambos microorganismos.
A los niños de uno de los grupos les dieron fórmula con Bifidobacterium lactis (BL), otro recibió fórmula con Lactobacillus reuteri (LR) y el último recibió leche artificial normal (placebo).
Se realizaron controles médicos de seguimiento a las 4, 8 y 12 semanas y los resultados fueron los siguientes:
Como se aprecia en el cuadro las fórmulas con probióticos tienen clara incidencia en el número de episodios de diarrea y en la duración de las mismas, teniendo una repercusión poco significativa en las enfermedades respiratorias.
Las fórmulas con Lactobacillus reuteri tuvieron mejores resultados que las fórmulas sin prebióticos y que las que llevan Bifidobacterium lactis en su composición.
A pesar de los resultados favorables, la recomendación es la de tener precaución a la hora de actuar. El estudio realizado valoró a los niños durante un periodo de 12 semanas (menos de tres meses), demasiado corto como para concluir que se trate de un alimento fiable y seguro y corto para apreciar el efecto real de fórmulas con probióticos durante periodos más largos tal y como sucede en condiciones reales.
Esta precaución se debe a que, aunque en este estudio y en otros no suelen aparecer efectos secundarios por tomar este tipo de fórmulas, se han evidenciado algunos casos aislados de endocarditis, bacteriemia e infecciones locales. Estos niños tenían ya alguna enfermedad que les predisponía a ello.
La ESPGHAN declara, en relación a las fórmulas con probióticos que “los datos actualmente disponibles no son suficientes para apoyar la seguridad de los probióticos en los recién nacidos y lactantes con un sistema inmune inmaduro, en niños inmunodeprimidos, en niños prematuros y en pacientes con cardiopatías congénitas”.
Vía | AEPAP (Estudio completo)
Más información | ESPGHAN
Foto | Flickr (acme)
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