Dice el estadounidense Jeremiah Heaton que hará cualquier cosa por sus hijos, supongo que con la intención de que sean ‘felices’ o incluso de que se muestren agradecidos con él. Es obvio que los padres tenemos derecho del mundo a decidir cómo educamos a sus hijos (sin olvidar el derecho de estos últimos, está claro), aunque sería conveniente que no nos olvidáramos de que vivimos rodeados de más gente, y de que no siempre se trata de dar respuesta a nuestros deseos, sino de ayudar en la construcción de personas saludables, equilibradas y capaces de convivir en sociedad respetando a los demás.
Probablemente conozcáis la historia de la “princesa” Emily, que ha pasado de soñar con serlo (con seis años puede entrar dentro de lo normal) a tener un reino para ella solita como regalo de su séptimo cumpleaños el pasado junio.
Así de fácil, sin esfuerzo por su parte, sí por la de su padre que parece desvivirse por sus retoños, hasta el punto de creer que cualquier cosa que estos quieran, es de obligado cumplimiento para él.
En esta familia de Virginia han decidido que una simple corona comprada en la tienda de juguetes de su barrio no era suficiente. Ni corto ni perezoso, el padre se propuso buscar un territorio sin nación (y sin que ninguna lo estuviera reclamando); y tras rechazar algún lugar recóndito de la Antártida porque afortunadamente (para este continente, se entiende) existe un tratado que impide que nadie reivindique un pedazo de tierra, logró localizar un sitio en el que plantar bandera propia.
Entre Sudán y Egipto está, y parece ser que Jeremiah supo que podría conseguir aval jurídico gracias a una antigua ley de la época colonial. Bir Tawil está en medio del desierto y ninguna de estas dos naciones parece haberse preocupado por esta tierra de nadie. ¿Pero de verdad se puede hacer eso? Heaton ha llegado a abrir una oficina en Washington a nombre del recién estrenado “reino”, con la intención de conseguir autorización jurídica y administrativa.
Una de las cosas que más me chocan (sí, ya sé que lo ha hecho por su hija, que no quiere molestar a nadie) es que haya encontrado como motivo el principio de “terra nullius” y más teniendo en cuenta las desventajas que trajo para los habitantes de diferentes territorios en todo el mundo, la época de las colonizaciones.
Más allá de esto, pues me resulta un gesto muy llamativo, la verdad es que yo no me hubiera molestado, ni teniendo todo el tiempo de que parece disponer Jeremiah, prefiero que los niños aprendan a esforzarse, y por otra parte lo de querer ser princesas se les pasa con el tiempo (afortunadamente, la verdad).
Al margen de mis valoraciones parecen tener proyectos para potenciar la agricultura en la zona, y no sé si se habrán dado cuenta de toda la ingeniería que van a necesitar, teniendo en cuenta el clima y la orografía de la zona. Bien es verdad que el parque nacional de Elba, el Nilo y el mar rojo no quedan lejos - teniendo en cuenta lo que significa ‘no quedar lejos’ por esos lares y por sus vías de comunicación -. Parece también que a Emily le gustaría que los niños de la región estuvieran bien alimentados, propósito loable para un niño, lástima que se le interpondrán tantos obstáculos para lograrlo.
Comentaban ayer en la televisión que incluso se han planteado trasladarse allí: a un territorio sin reconocimiento, en medio del desierto, y en medio de dos países que están sufriendo diferentes conflictos políticos, étnicos y bélicos. Yo me lo pensaría dos veces, incluso teniendo en cuenta que el papá de Emily se ha autoproclamado ‘rey’ (¡claro! si es el padre de la princesa), y sus buenos deseos de transformar la zona, ahí queda eso.
Lo que no se puede negar es que están poniendo mucho empeño: hasta bandera y sellos tienen ya, …
Imagen | News MSN Vía | Clarín, The Telegraph En Peques y Más | 'Not just a girl': el proyecto de fotografías en el que Emma no se parece a las princesas Disney, sino a lo que ella podría ser