Las consecuencias de las ingestiones de pilas de botón por parte de niños, no han hecho sino empeorar desde que aparecieron las pilas de litio de 20 mm, como una fuente de suministro eficaz para todo tipo de artículos presentes en el hogar. Comentábamos aquí que esos objetos no podían causar problemas de asfixia si descienden por el esófago, pero a cambio son causa de quemaduras alcalinas debido a la fuga del contenido, además, rodeadas de un ambiente húmedo es posible que hasta provoquen corrientes eléctricas que afecta a diferentes tejidos corporales.
Estos accidentes son causa frecuente de visitas a urgencias, por eso, en el post enlazado más arriba también se introducen consejos sobre prevención, porque son hechos que no deberían suceder. Pero lo que venimos a contaros hoy, es que un grupo de investigadores del Massachussetts Institute of Technology, el Brigham and Women’s Hospital y el Massachussetts General Hospital, han ideado un nuevo recubrimiento para ese tipo de pilas, que impediría las descargas eléctricas.
Además en ensayos con animales no humanos, se descubrió que no dañaban el tracto digestivo de ninguna forma
Anualmente se fabrican más de cinco mil millones de pilas de botón (y al leer esta cifra también pienso en el tratamiento que se les dará tras su uso). En Estados Unidos es obligado que en el etiquetado aparezca las advertencias sobre el riesgo de ingestión, además se indica la necesidad de adquirir juguetes con tapas realmente seguras. Pero a nadie se le había ocurrido que las pilas botón fueran más seguras en caso de ingestión.
¿Qué pasa con una pila de botón dentro del organismo?
Cuando se ingieren las pilas, empiezan a interactuar con el agua o saliva, la creación de una corriente eléctrica que produce hidróxido, un ion cáustico que daña el tejido. Esto puede causar lesiones graves en tan sólo un par de horas, sobre todo si los padres no se dan cuenta de inmediato de que un niño se ha tragado una batería.
Estos accidentes suelen requerir extracción endoscópica de emergencia en una situación grave que ocurre demasiado a menudo. De lo contrario estamos ante una emergencia gastrointestinal, dado que el daño tisular comienza tan pronto como la batería está en contacto con el tejido, generando una corriente eléctrica que conduce a una quemadura química.
El equipo de investigación (profesores Robert Langer y Jeffrey Karp, que han trabajado con varios colaboradores) comenzó a pensar en formas de alterar las pilas para que no pudieran generar una corriente en el interior del cuerpo humano, y a la vez fueran capaces de alimentar el dispositivo que las albergara.
Cuando las pilas están colocadas y listas para su función, experimentan una suave presión; el recubrimiento con un material que las aísla si no se comprimen dentro de cualquier aparato, protege en caso de ingestión.
¿De qué aislante hablamos?
Se trata de un material común en teclados y pantallas táctiles, es de tipo silicona con partículas de metal (que en circunstancias normales están lo suficientemente separadas para poder conducir descargas). Se llama QTC y en función de la presión a que se somete cambia de ser aislante a ser conductor.
El procedimiento incluye cubrir la pila con QTC en uno de los extremos, y recubrirla después completamente para imperbealizarla
Es decir, no actúa igual metido en un MP3 que dentro del estómago. Los investigadores han pensado en detalles como la presión a la que somete el tracto digestivo en casos especiales como peristaltismo, o el llamado “esófago en cascanueces”
Parece que la solución no implicaría el desarrollo de muchas inversiones en el proceso de fabricación y el coste adicional no sería significativo. La idea es considerada como brillante por un profesor de ciencia médica de la Universidad de Brown que la apoya como solución fácil para los riesgos de la ingestión de pilas botón.
Tras los hallazgos se trabaja en un método que permitiera fabricar a gran escala, y se buscan empresas que estuvieran dispuestas sacar al mercado estos nuevos productos.
Ahora lo que cabría esperar es que se investigara para que las pilas fueran también seguras para el medio ambiente, y que los sistemas de tratamiento fueran totalmente seguros. Eso, y que los padres con niños vigilemos lo que se meten en la boca, ya que como he comentado en ocasiones, no es un problema solo asociado a bebés que descubren el tacto de las cosas con los labios y la lengua… niños más mayores (hasta 10 diría yo) también se pueden asfixiar por la ingesta de cuerpos extraños, o pueden ocasionar sin querer (por que nadie hace adrede estas cosas) lesiones internas.
Imagen | yoppy
Vía | Science & Enterprise
Más información | Massachussetts Institute of Technology
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