Como otras niñas de su edad (10), Janiya curioseaba por la red, se abría cuentas en redes sociales, y establecía relaciones con personas que sólo conocía virtualmente. No digo que andar por Internet sin nociones de seguridad, sin saberse autoproteger, sea lo más adecuado, de hecho, es demasiado arriesgado.
No sabemos si sus padres la habían guiado en el manejo de su vida online, haciendo caso de los cientos de consejos que hoy en día están al alcance de todos; no sabemos tampoco el estilo educativo en la familia de los Jones (residentes en Louisville / Kentucky).
Lo que si que sabemos es que Kevin (su padre) decidió ridicularizarla en público (incluyendo los contactos de Facebook), cuando se enteró de que su hija tenía un novio cibernético ¡de 18 años!
Y ni corto ni perezoso, la obligó a recordar que aún está en quinto grado, poniéndose una camiseta que indica su edad y curso académico. Además también la obligó a llevar una mochila cuyo estilo probablemente había abandonado haría unos dos años. Las fotos y comentarios que generaba, los iba colgando por ahí.
Aquí es dónde pienso ¡menudo trago el de ese padre! (a mí me hubiera dado un pasmo); pero también pienso ¿de verdad nos quiere hacer crear que humillarla es la única forma de hacerle ver lo inadecuado de sus acciones?
Desde luego que yo hubiera bloqueado el contacto del chico, quitado el portátil con conexión de su habitación, le hubiera requisado el smartphone, hubiera anulado el permiso para conectarse en la biblioteca, y hubiera establecido en ordenadores, tablets y demás los controles parentales pertinentes… En definitiva hubiera cambiado las normas existentes en cuanto a utilización de tecnología, al menos temporalmente. Porque lo que si que parecen evidenciar las noticias al respecto, es que no era sólo una amistad, sino que eran novios.
Pero también hubiera enfatizado el diálogo (o lo hubiera iniciado, según el caso); porque no sólo se trata de las consecuencias para los niños de un uso irresponsable de la red, es que a mí (personalmente) no me haría ninguna gracia que ellos vulneraran derechos ajenos.
Porque una cosa que se pierde actuando tan impulsivamente (hablo del padre) es la confianza de los hijos; y a cambio se gana en resentimiento. Especialmente cuando tanta gente a través de las Redes Sociales - muchos de los que, como si lo viera, ni siquiera tendrán hijos aunque crean saber cómo educar -, le están dando la razón a Kevin, aunque Janiya pidió no ser expuesta de esa forma.
No creo que se eviten problemas de esta forma, creo que se tapan pero quedan latentes. Y a pesar de eso deseo que esta niña no se ponga en riesgo real por alguna otra imprudencia
Estas cosas pasan, cada día, me refiero a las conductas peligrosas online, y no es el primer caso - ni será el último, me temo - en el que con sólo 10 añitos, vagaba sola por Internet. Pasan y no deberían hacerlo, porque aunque muchas veces los padres no deberíamos ser los últimos en enterarnos, en la práctica puede ser así.
En este caso, Janiya podría haber sido víctima de grooming (digo ‘podría’ que no sé las intenciones de su ‘novio’), o podría no haber pasado de una chiquillada, y que se hubiera cansado de las frases amorosas (me da un poco de grima expresarme así) que le dedicaba el chico. Y es que aunque quisieran ser mayores no lo son, y en más de una ocasión se dan cuenta por sí solos.
Pero la cuestión es ¿no es en realidad una oportunidad de oro para educar?
Actualizo para aclarar algo que olvidé: la niña se hacía pasar por una adolescente de 15 años, quizás fue así que generó interés en su contacto.
Vía | Daily Mail
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