¿Sentiste el flechazo en el parto cuando viste por primera vez a tu bebé?
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¿Sentiste el flechazo en el parto cuando viste por primera vez a tu bebé?

Lo cierto es que no hay solo una forma de enamorarse, pero el flechazo es una de las más extendidas, que también suele darse muchas veces en el momento del parto entre la madre y el bebé. La primera vez que ves la carita de tu bebé y te lo colocan encima tuyo al nacer se produce una explosión de hormonas que facilitan que el recién nacido y la madre se enamoren.

Pero lo cierto es que esta imagen idealizada del parto no siempre se produce, y es normal que algunas mujeres no sientan el famoso flechazo en ese primer contacto con su bebé. Desde luego, eso no las convierte en peores madres ni significa que no quieran a su bebé. ¿Tú has sentido el flechazo en el parto cuando viste por primera vez a tu bebé?

El flechazo en el nacimiento del bebé

nacimiento

Según un estudio de la Universidad de Siracusa, el flechazo dura menos de un segundo en ocurrir, exactamente 0,2 segundos. Este es el tiempo en el que el cerebro, después de ver a alguien, libera un cóctel de hormonas: oxitocina, dopamina, adrenalina y vasopresina, que provocan en el organismo sensaciones vinculadas al amor.

Y esto mismo sucede en el momento del parto, cuando tiene lugar un escenario neuroquímico único en el cerebro de la mamá y el bebé que no se volverá a repetir nunca. Se desencadena un complejo mecanismo hormonal para favorecer que en el momento del nacimiento surja el amor entre mamá y bebé.

Durante el parto, la madre segrega altos niveles de oxitocina, conocida como la hormona del amor, que favorece las conductas de cuidados del bebé. También segrega prolactina, responsable de la producción de leche y del afianzamiento espontáneo; endorfinas y serotonina, que hacen que el primer encuentro entre madre y bebé sea placentero; y hormonas encargadas de que ese momento quede grabado en la mente de ambos. Aunque el bebé no lo recuerde, el momento del parto deja impronta en su cerebro.

¿Y si no siento el flechazo?

Muchas mujeres sienten haber sentido amor a primera vista cuando por fin, tras nueve meses de espera, pudieron ver, tocar y abrazar a su bebé, y tenerlo en contacto piel con piel. Es una sensación indescriptible de un amor que te inunda, una conexión muy profunda con ese pequeño ser que acaba de llegar al mundo.

Pero seamos realistas. No todas las mujeres experimentan ese flechazo; se cree que alrededor de un treinta por ciento de las madres no lo sienten. Y eso no quiere decir que la madre no se haya sentido feliz al ver a su bebé y mucho menos que no lo ame. Y desde luego, tampoco deberías sentirte culpable si ese flechazo no se da en un primer momento.

Durante el parto, se tienen que dar las condiciones adecuadas para se desencadene el mecanismo hormonal responsable del enamoramiento entre madre y bebé. La oxitocina es una hormona "tímida", que necesita de un entorno favorable para segregarse. Algunas situaciones como un parto traumático o no respetado, una situación de estrés durante el parto, un nacimiento excesivamente medicalizado pueden dificultar que se produzca de forma natural y espontánea.

Muchas mujeres van con la expectativa del enamoramiento instantáneo y cuando ese enamoramiento no se produce, surgen dudas y miedo a rechazar al bebé, a no quererlo... sentimientos absolutamente injustificados que solo alimentan la inseguridad y reducen la confianza. Elimina esos pensamientos de tu cabeza y conviértelos en pensamientos positivos.

Porque cuando el flechazo con tu bebé no sucede en menos de un segundo, el enamoramiento vendrá poco a poco: día tras día, con cada mirada, con cada caricia, cada vez que lo calmes en tus brazos, cuando beba de tu pecho... Tranquila, porque ese amor tan profundo llegará tarde o temprano.

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Cómo favorecer el vínculo con tu bebé

El apego con tu bebé se irá alimentando con cada pequeño gesto. Hay cosas que puedes hacer para favorecer el vínculo con tu bebé desde el primer momento, y que tanto si ha habido flechazo como si no, te ayudarán a conectar con él.

  • Ponte el bebé al pecho nada más nacer. Si lo colocas en tu pecho, reptará instintivamente para mamar.
  • Que no te separen de tu bebé durante las primeras horas después del parto.
  • Favorece el contacto piel con piel siempre que puedas.
  • Utiliza un portabebé para llevarlo cerca de tí el mayor tiempo posible.
  • Mira a tu bebé a los ojos al amamantarlo o darle el biberón.
  • Cárgalo mucho en brazos.
  • Háblale mucho aunque no te entienda.
  • Acaricialo: los masajes suaves y las caricias favorecen la conexión.
  • Pide ayuda cuando te sientas agotada: el cansancio y el estrés no ayudan a conectar con tu bebé.

En Bebés y más | La primera mirada de amor de tu bebé

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Comentarios cerrados
    • Con mi hijo mayor recuerdo la alegría cuando lo ví, me pareció precioso, nada más nacer me lo puse en el pecho, estaba tan calentito... pero me costó unos días conectar, 3 o 4... yo adoraba mi barriga, y era como "incapaz" de asumir que mi barriga era él.
      Después un día el cerebro me hizo "click", y hasta hoy, lo adoro desde la uña del pie hasta el último pelo

      Sin embargo con el segundo, que se lo llevaron a la incubadora, tardé 8 horas en poder hacer piel con piel, estuvimos 11 días ingresados... y con él sí sentí ese instinto animal, esa amor que arrasaría con cualquier cosa, desde el primer minuto que lo sostuve en brazos.

      Recuerdo que cuando nació no me atreví a cogerlo de lo pequeño que era (prematuro) pero cuando luego lo ví en su incubadora y me dijeron que estaba bien, que respiraba solo... no salí de la unidad de neonatos en los siguientes 10 días más que para ducharme y leerle el cuento de buenas noches a mi hijo mayor.

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    • Avatar de pilarabril Respondiendo a pilarabril

      Gracias por compartir, me ha gustado leer tu experiencia

    • A mí no me pasó al instante en ninguno de mis dos partos, probablemente porque ambos fueron cesáreas y tenía una tiritona que no me permitía ni tenerlos piel con piel (bueno... con la mayor estaba atada, así que no pude ni tocarla). Pero recuerdo con inmenso cariño las horas posteriores: con la mayor, tras 6 horas separadas, el momento mágico fue cuando me la pusieron al pecho. Llevaba horas esperando, estaba ansiosa como un crío la mañana de Navidad... y fue un momento tan íntimo y maravilloso que cuando levanté la cabeza y vi a mi marido sacando fotos (estoy taaan agradecida de tener esos preciosos recuerdos gráficos del momento), necesité un momento para darme cuenta de por qué estaba haciendo fotografías. Hasta me chocó.
      Con el pequeño la separación fue sólo de dos horas, y cuando me lo trajeron estaba despierto y alerta. Yo no podía moverme para cogerlo y me habían dejado momentáneamente sola en la habitación, y el peque lloraba, como si no entendiera bien por qué estaba allí, le hablaba pero no le cogía. Así que me puse a cantarle la nana que le solía cantar estando embarazada. Se quedó quieto, calladito, y mirándome muy fijo, pegado al plástico transparente de la cuna como una lapita. Estaba tan gracioso, ahí alucinando, escuchando todo lelo... Para cuando lo colocaron encima de mi, reptó y se puso a mamar tan pichi (cosa de 15 segundos le costó), yo ya era suya para siempre.

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