La preeclampsia es un trastorno potencialmente grave que afecta alrededor del 10 por ciento de las embarazadas, caracterizado por un cuadro hipertensivo ocasionado por la propia gestación. Por lo general, se desarrolla después de las 20 semanas de embarazo y generalmete se resuelve dentro de las 48 horas después del nacimiento del bebé, pero de no ser controlada, puede desencadenar el parto prematuro, provocar complicaciones en el feto, e incluso su muerte.
Pero lo que muchas mujeres no conocen es que la preeclampsia también puede ocurrir después del parto, hasta seis semanas después, aún sin haber tenido signos durante el embarazo. Y aunque ya no representa un riesgo para el bebé, sí lo tiene para la madre. Casi 80% de las mujeres que mueren a causa de la preeclampsia fallecen durante el periodo postparto.
Síntomas desapercibidos
Las horas y días posteriores al parto son claves para detectar cualquier síntomas que pudiera indicar alguna anomalía. El problema es que muchas veces los síntomas son difícilmente identificables pues se confunden con los que experimenta una mujer que acaba de ser madre.
Los síntomas de preeclapsia incluyen:
- Dolor de cabeza
- Dolor abdominal
- Dificultad respiratoria
- Sensación de ardor detrás del esternón
- Náuseas
- Vómitos
- Confusión mental
- Sensación de ansiedad
- Cambios en la visión (sensibilidad excesiva a la luz, visión borrosa, sensación de destellos intermitentes o auras).
Si la madre reciente sufre cualquiera de estos síntomas tras el parto, es necesario acudir cuanto antes al médico. Podría ser señal de que algo no va bien en el postparto.
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