Un artículo publicado ayer en la revista Environmental Health Perspectives, ha revelado por primera vez que los bebés ingresados están expuestos a plásticos nocivos, como el Bisferol-A (BPA), una sustancia prohibida por la Unión Europea desde 2011 en la fabricación de biberones, por considerarla dañina para la salud del bebé.
De ahí partió el doctor Nicolás Olea, catedrático de la Universidad de Granada y médico en el Hospital San Cecilio, para realizar una investigación que ha demostrado la presencia de Bisfenol A y parabenos (PBs) en más de 50 artículos que se utilizan habitualmente en las Unidades de Cuidados Intensivos neonatales, como pomadas, apósitos, guantes estériles, catéter o tubos de alimentación, en íntimo contacto con bebés recién nacidos de muy bajo peso durante su estancia hospitalaria.
Sin duda alguna, una seria advertencia a tener en cuenta.
El 60 por ciento de los artículos analizados contiene BPA y el 80 por ciento PBs
El grupo multidisciplinar de investigadores de Granada ha descubierto que los bebés están expuestos de forma inadvertida a estos plásticos, a través de un exposición dérmica, digestiva, respiratoria o intravenosa y la ha relacionado con disfunciones que conducen a diferentes enfermedades, tanto en el niño como en los adultos.
Entre los objetos analizados se encuentran jeringas y tubos de plástico para la administración intravenosa de líquidos o para nutrición parenteral, sondas de plástico para alimentación nasogástrica y enteral, máscaras respiratorias y tubos endotraqueales y un variado espectro de circuitos de derivación cardiopulmonar, apósitos, vendajes y electrodos.
También analizaron otros productos específicos para bebés como artículos de cuidado personal, textiles, cambia-pañales y protectores para colchones y comprobaron que el 60% de los objetos seleccionados contenían BPA y, el 80 por ciento, PBs.
El mayor contenido de BPA se encontró en la llave de tres vías, seguido del esparadrapo, el tubo de alimentación gastro-duodenal, los guantes estériles para uso de los profesionales, el catéter umbilical y el conjunto de extensión de perfusión intravenosa.
Son necesarias medidas preventivas urgentes
Así lo aseguran los investigadores de este estudio, financiado por el Instituto de Salud Carlos III y la Unión Europea, y que forman un equipo multidisciplinar de los hospitales universitarios Virgen de las Nieves y Clínico San Cecilio de Granada, de la Universidad de Granada (UGR), del Centro de Investigación Biomédica (CIBM) y del Instituto de Investigación Biosanitaria ibs. Granada.
Su autor principal, Nicolás Olea, explica el especial cuidado que requieren los recién nacidos con bajo peso al nacer:
"Un entorno de cuidados complejos en una UCIN, que trata de simular las condiciones uterinas hasta el correcto desarrollo de la piel inmadura y del funcionamiento de los sistemas gastrointestinal, inmune, nervioso y respiratorio".
En el hospital, los recién nacidos se someten a múltiples técnicas y procedimientos que incluyen instrumentos y dispositivos médicos que entran en contacto íntimo con su cuerpo, muchos de los cuales están hechos del plástico policarbonato, de resinas epoxi o de PVC, en los que sustancias como el BPA forma parte de su estructura o ha sido añadido para mejorar las características del producto. Añade el especialista:
"Además, los parabenos se incluyen como componentes de algunos plásticos como conservantes y antimicrobianos. Se utilizan también en cosméticos, así como en otros artículos de consumo. Tanto BPA como PBs puede desprenderse durante el empleo de estos materiales, ya sea por desgaste del polímero plástico o por el sometimiento a condiciones de pH y temperatura favorables para su liberación".
Hasta ahora solo existían dos estudios que habían abordado la exposición de neonatos en UCIN a estos compuestos químicos. Descubrieron un aumento en las concentraciones de BPA en la orina de los niños, relacionada con una mayor frecuencia e intensidad en la utilización de estos dispositivos médicos; de hecho, alcanzaron valores hasta 30 veces superiores a los del resto de la población general.
También describieron niveles más altos de PBs en los recién nacidos hospitalizados en relación con un mayor uso de medicamentos, aunque no se habían identificado otras posibles fuentes de exposición, como en esta última investigación.
Los autores han señalado que es urgente implementar medidas preventivas de la exposición a estos compuestos, que incluyan tanto cambios de protocolos clínicos como uso de materiales libres de disruptores endocrinos.
En la actualidad, los investigadores implicados ya están trabajando en nuevos procedimientos para disminuir la exposición de estos niños a los diferentes factores medioambientales en los que se desenvuelve su estancia en el hospital y que pudieran interferir con su normal desarrollo.
Vía | La Vanguardia
Fotos | iStock
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