No todos los padres lo pueden ver, porque no todos los partos son vaginales, pero muchos sí hemos tenido la posibilidad de ver nacer a nuestros hijos y, una de las preguntas que muchos nos hacemos en el instante de verles salir es: ¿cómo puede esa cabeza pasar por el canal del parto?
Porque si ya el mero hecho de ver a una personita diminuta nacer, después de formarse en el interior del útero de su madre, parece un milagro, el hecho de que logre salir parece otro milagro, porque los bebés nacen con una cabeza de un perímetro medio de 33-35 cm.
En el canal del parto, todo es muy flexible
La razón de que un bebé pueda nacer después de hacerse grandote dentro del útero es la flexibilidad tanto de su cabeza como del canal del parto.
Las mujeres tienen contracciones, una tras otra, que tienen como misión dilatar y dilatar el cuello del útero para posibilitar la salida del bebé. Todos los tejidos del canal del parto son elásticos y están preparados para ir soportando el aumento de tamaño a medida que el bebé va saliendo.
Es más, el único hueso que hay ahí, el cóccix, tiene un cierto grado de movilidad y cuando el bebé va descendiendo se echa para atrás (el cóccix) para no dificultar el parto. Esta movilidad, claro, es posible cuando detrás no haya nada que la evite, como una cama o camilla en caso de estar tumbada (vamos, que esto sucede si la mujer está en cuclillas o de pie, si no, difícil que pase).
La cabecita del bebé también es muy flexible
Los bebés, para poner de su parte, tienen una cabecita repleta de huesos aún no soldados entre ellos (y tampoco es exacto, porque aún no llegan a ser huesos per se). Los que hemos visto nacer a nuestros hijos lo podemos relatar claro: lo primero que sale es la cabeza, pero no parece la cabeza.
No parece la cabeza, porque parece una masa amorfa con pelo, rugosa, pero que no tiene la forma redondita de una cabeza, sino una forma más indeterminada. Esto es así porque los huesos, o mejor dicho, las placas de tejido membranoso que en un futuro serán huesos, tienen la capacidad de solaparse entre sí, creando una forma tal que pueda caber en el canal del parto.
Minutos después, cuando ya por fin sale, parece que todo vuelve a su sitio, todo se recoloca y la cabeza tiene, de repente, aspecto de cabecita de verdad. Entonces pensamos que qué raro, que al verlo salir parecía que nuestro hijo venía con alguna malformación craneal y enseguida se nos quita este pensamiento de la mente porque lo que más nos importa es ver que es precioso, que ya eres padre y que a partir de ahora tienes a una nueva personita diminuta a tu cuidado, a vuestro cuidado.
Foto | Thinkstock En Bebés y más | La cabeza del bebé al nacer, La fontanela del bebé: todo lo que hay que saber, ¿Cuándo se cierra la fontanela del bebé?