Las recomendaciones sobre alimentación infantil han ido cambiando con el tiempo. Hace años se recomendaba que los bebés comiesen cada 3 horas. Sin embargo, ahora se sabe que la manera correcta de alimentar a un bebé, tanto con lactancia materna como con fórmula en biberón, es a demanda. Esto es, cuando el bebé quiera comer y la cantidad que desee. La mayoría de los bebés se despiertan para reclamar las tomas, pero hay algunos más dormilones o que piden menos. ¿En ningún caso hay que despertarlos? ¿Hay alguna excepción a esta regla?
Las primeras horas de vida
Nada más nacer, el bebé tiene un período de una o dos horas en las que está muy despierto, muy alerta. Es la llamada hora de oro (golden hour en inglés). Si dejamos al recién nacido en contacto con piel con piel con su madre, será capaz de localizar el pecho y reptar hasta él para engancharse, realizando así la primera toma.
Posteriormente, la mayoría entran en un periodo de sueño, permaneciendo dormidos unas cuantas horas. Se llama letargo fisiológico y pueden estar dormidos entre 8 y 12 horas. El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría no es partidario de forzar al bebé a comer en esta etapa, pero sí de favorecer el contacto piel con piel y estar atentos a las primeras señales de hambre, para que el bebé pueda coger el pecho en cuanto lo necesite.
Los primeros días de vida
Los recién nacidos suelen realizar entre 8 y 12 tomas al día los primeros días de vida. Es importante prestar atención a las señales tempranas de hambre (el llanto es un signo muy tardío por lo que no debemos esperar a que llore), y darle la oportunidad de que coma cada 2-3 horas.
Algunos bebés permanecen muy adormilados los primeros días de vida; es recomendable ponerlos piel con piel para estimularles y permitirles un rápido acceso al pecho. No se han encontrado estudios que evalúen de un modo específico cómo manejar a estos recién nacidos adormilados. El Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría sí afirma que, en algunos de estos casos puede ser necesario tratar de despertarlos para que se alimenten (desvistiéndolos o dándoles un suave masaje en la planta de los pies). Glover, en su artículo, recomienda hacerlo si han pasado entre 3 y 5 horas desde la toma anterior. Si un bebé está excesivamente somnoliento debería ser valorado por un pediatra.
Superados estos primeros días de vida, cuando la lactancia materna ya está bien establecida, se trata de un bebé sano a término que gana peso y reclama sus tomas, no hay ninguna necesidad de despertarles para comer. Ellos se despertarán y reclamarán el alimento cuando lo necesiten.
La hipoglucemia
Uno de los miedos más frecuentes que lleva a despertar a los bebés para darles de comer es la hipoglucemia. La hipoglucemia es una bajada de la concentración en azúcar en sangre.
En la mayoría de los recién nacidos sanos a término se produce una bajada de glucosa transitoria tras el nacimiento; esos niveles van aumentando poco a poco en las siguientes horas, incluso si no se les alimenta. Se ha visto que los recién nacidos son capaces de producir glucosa de otras formas y, además, el cerebro neonatal es capaz de usar otras fuentes de energía para funcionar.
Así, la Academia de la Medicina de la Lactancia Materna (Academy Breastfeeding Medicine o ABM) manifiesta en su protocolo número 1 que los recién nacidos sanos a término y amamantados no desarrollan hipoglucemia aunque pasen varias horas sin comer salvo que exista un problema subyacente.
Bebés en riesgo de hipoglucemia
Hasta ahora hemos hablado de recién nacidos sanos a término, en los que parece que no se desarrolla hipoglucemia aunque pasen varias horas sin comer. Sin embargo, algunos bebés sí son más susceptibles a sufrir una hipoglucemia.
En este grupo encontramos a los bebés prematuros, los hijos de madre diabética, los que nacen con bajo peso, los de peso muy elevado y los que han sufrido crecimiento intrauterino retardado (CIR).
También tienen más riesgo los bebés que han sufrido estrés perinatal (asfixia, acidosis), tienen una infección grave o aquellos que presentan alguna enfermedad o malformación concreta (como por ejemplo el Síndrome de Beckwith-Wiedemann, errores congénitos del metabolismo, insuficiencia adrenal...).
Resumiendo.... ¿Cuándo es necesario despertar al bebé para comer?
En la mayoría de los casos no será necesario despertar al bebé para que se alimente puesto que los recién nacidos a término sanos suelen autorregularse y pedir las tomas cuando les corresponde. Sin embargo, puede ser necesario despertar para comer a:
- Bebés muy adormilados que no reclaman las tomas en los primeros días de vida.
- Bebés que han perdido mucho peso tras el nacimiento. Lo habitual es que los recién nacidos pierdan peso tras el nacimiento, como máximo un 7-10% y lo recuperen a los 10 días de vida. Si la pérdida de peso es importante, es probable que el pediatra os recomiende alimentarlo frecuentemente, aunque para ello haya que despertarlo.
- Bebés prematuros.
- Bebés con bajo peso al nacimiento, CIR, o con peso muy elevado al nacimiento.
- Hijos de madres diabéticas.
- Bebés con enfermedades concretas que predispongan a la hipoglucemia.
En cualquier caso, es importante individualizar y que el pediatra valore cada situación concreta.