Los estornudos se asocian con frecuencia a catarros y alergia. Sin embargo, los recién nacidos estornudan con mucha frecuencia. Es normal que los padres se pregunten ¿estará resfriado?
¿Qué es el estornudo?
El estornudo es la expulsión forzada e involuntaria de aire a través de la nariz y de la boca. Cualquier irritante en la nariz puede desencadenar un estornudo. El polvo, la pimienta, el aire frío o un virus en la nariz pueden desencadenar el estornudo. Cuando estornudamos, hay múltiples músculos implicados: el diafragma, los músculos abdominales y de la pared torácica, los músculos de la garganta e incluso los de los párpados (por eso siempre que estornudamos cerramos los ojos). Todos ellos consiguen que el aire salga a más de 100km a la hora.
Las personas que sufren ciertas alergias (al polvo, al polen, al pelo de animales...) también estornudan cuando entran en contacto con el alérgeno. Es una forma de mantenerlo alejado.
Y hay algunas personas que estornudan cuando se exponen a la luz Es lo que se conoce como estornudos fóticos.
¿Por qué estornudan los recién nacidos?
Los recién nacidos y los bebés hasta los seis meses de vida aproximadamente respiran sólo por la boca. Tienen la laringe situada más alta que nosotros lo que les permite comer y respirar a la vez.
Como no pueden respirar por la boca, es fundamental que la nariz se mantenga limpia, para poder respirar bien. Es por ello que cualquier pequeña partícula alojada ahí desencadena un estornudo. Es un acto reflejo, que permite que la nariz esté siempre liberada y abierta.
Durante las primeras horas de vida es frecuente que estornuden mucho, limpiando así las vías respiratorias de líquido amniótico. Posteriormente, pequeños restos de leche, mocos, polvo... les hará estornudar. Estos estornudos, que son muy frecuentes en el recién nacido, van siendo menos habituales a medida que crece el bebé, sin que haya un tiempo establecido (algunos estornudan mucho durante unos días, otros durante algunas semanas). Tampoco hay un número "máximo" de estornudos al día. Si son esporádicos (pasan tiempo sin estornudar) y no se asocian a otros síntomas, no hay por qué preocuparse.
¿Cómo sé que, aunque estornude, no está resfriado?
Los estornudos aislados, sin otros síntomas, no son en absoluto preocupantes. Es más, son beneficiosos pues permiten que la nariz de nuestro recién nacido esté abierta y limpia.
Sin embargo, debemos estar atentos si presenta otros síntomas. Cuando un bebé está acatarrado tiene moco en la nariz y tos. Además es frecuente que los más pequeños tengan fiebre o febrícula cuando se resfrían y, en ocasiones, pueden presentar dificultad respiratoria (lo veremos porque respira muy rápido, hunde el pecho, se le marcan las costillas). Es bastante frecuente también que los bebés rechacen el alimento cuando están acatarrados.
Así, si nuestro bebé presenta, además de los estornudos, cualquiera de los síntomas que hemos mencionado (fiebre, tos, dificultad respiratoria...), debemos consultar con el pediatra.
En cuanto a las alergias ambientales (pólenes, ácaros...), que también pueden manifestarse con estornudos, no aparecen hasta que los niños son más mayores pues necesitan haber sido expuestos al alérgeno en varias ocasiones.
Rinitis del recién nacido
En algunas ocasiones, los bebés hacen mucho ruido al respirar, como si estuviesen acatarrados pero no vemos mucho moco ni haya tos o fiebre. Puede tratarse de una rinitis del recién nacido. La mucosa nasal se inflama y dificulta así el paso del aire, apareciendo el ruido al respirar.
En estos casos podemos aplicar unas gotas de suero salino y/o aumentar la humedad del ambiente. No se recomienda aspirar, aunque tenga mucho moco; en estos casos es mejor instilar suero salino fisiológico con un poco de presión.
En casos más severos el pediatra puede recomendaros algún medicamento. En cualquier caso, como hemos mencionado previamente, si aparece dificultad respiratoria o nuestro bebé rechaza las tomas, debemos consultar con el pediatra.