En Bebés y más hemos hablado acerca de la diferencia que representa nacer en una semana u otra, porque aunque parezca que no es gran cosa, dos o tres semanas podrían marcar la diferencia. Se sabe, por ejemplo, que los bebés que son prematuros tienen mayores probabilidades de presentar ciertas complicaciones.
De acuerdo con un estudio reciente, estas complicaciones pueden extenderse hasta la primera década de vida, pues según sus resultados, nacer de forma prematura podría aumentar el riesgo de ser ingresado en un hospital durante la infancia.
Publicado en la revista The BMJ, esta nueva investigación realizada en Inglaterra tuvo como objetivo examinar la asociación entre la edad gestacional al nacer, y los ingresos hospitalarios hasta los 10 años de edad, así como analizar cómo cambiaban las tasas de ingreso durante la infancia.
Para ello, analizaron los datos de más de 1 millón de niños nacidos en hospitales del Servicio Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés) en Inglaterra entre el primero de enero de 2005 y el 31 de diciembre de 2006, y a los cuales se les dio seguimiento hasta marzo de 2015, es decir, por 9,2 años en promedio.
Tras hacer un registro de todos los ingresos hospitalarios en ese tiempo, y tomando en cuenta otros factores de riesgo potencialmente influyentes (como la edad de la madre, el sexo del bebé, la etnia y el mes de nacimiento), se encontró que los ingresos hospitalarios durante la infancia estaban fuertemente asociados con la edad gestacional que tenían los niños al nacer.
Por ejemplo, en comparación con los niños que nacieron a término a las 40 semanas de gestación, aquellos que nacieron prematuros extremos (es decir, menos de 28 semanas de embarazo) tenían la tasa más alta de ingresos hospitalarios durante toda su infancia. Incluso aquellos que nacieron en la semana 38 mostraban una tasa alta de ingresos hospitalarios durante la infancia.
En cuanto al tipo de enfermedades por las cuales los niños eran ingresados al hospital, la causa más común en todas las edades era alguna infección, pero también otras condiciones respiratorias y gastrointestinales formaban parte de una gran proporción de ingresos al hospital durante los primeros dos años de vida.
Aunque la asociación entre la edad gestacional y los ingresos hospitalarios disminuía con la edad, el riesgo elevado permanecía durante la infancia, incluso en aquellos niños que habían nacido en las semanas 38 y 39 de embarazo.
Por ello, los investigadores señalan la necesidad de crear estrategias que se enfoquen en la prevención y tratamiento de infecciones, especialmente en el caso de los bebés nacidos de forma prematura y en las semanas previas a la semana 40 de gestación.
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Vía | Infosalus
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